La situación de Indonesia
La crisis económica está llevando al borde del precipicio a una de las más veteranas y sanguinarias dictaduras del planeta. Indonesia lucha por un futuro con mayor libertad y prosperidad. Un futuro que pasa por la salida del poder del anciano Suharto, que no puede ofrecer a su pueblo más que corrupción y represión.Lo que suceda en el cuarto país más poblado del mundo no debe sernos indiferente. Aunque la viabilidad de la dictadura está más que comprometida a medio plazo, no puede descartarse que opte por intentar mantenerse a costa de ahogar en un baño de sangre las protestas que afloran por doquier. No debe menospreciarse la posibilidad de que las tensiones políticas y nacionalistas generadas por la dictadura desemboquen en una situación de violencia generalizada. La comunidad internacional debe anticiparse a esta posibilidad, alentando la transición pacífica a una democracia que -tras más de 30 años de dictadura- bien se ha ganado el pueblo indonesio. Una democracia que permitiría mantener la estabilidad en la zona del sureste asiático y que supondría además un importante paso para resolver un problema enquistado de la comunidad internacional. Ocupado por Suharto en 1975, Timor Este sigue esperando el momento en que pueda ejercer su derecho a la autodeterminación, derecho reconocido por la comunidad internacional, que hasta la fecha no ha querido o no ha sabido presionar con suficiente fuerza al régimen de Yakarta para poner fin al más espantoso genocidio que se ha producido tras la Segunda Guerra Mundial.- .
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