Ucrania desoye la presión internacional y reabre la central nuclear de Chernóbil
El reactor 3 fue parado en junio por 70 días, pero ha estado en reparación hasta ahora
Ucrania cumplió su palabra: la central nuclear de Chernóbil ha vuelto a dar electricidad a pesar de las preocupaciones que despierta en la comunidad internacional la puesta en marcha del reactor número 3, que estaba en reparaciones desde junio del año pasado. Después de las pruebas hechas en el reactor la semana pasada, ayer ya estaba trabajando normalmente y había llegado al 80% de su potencia. El reactor número 3, el único que funciona en la central donde en 1986 ocurrió la mayor catástrofe de la utilización pacífica del átomo, será parado nuevamente a fines de año.
La reapertura del reactor número 3 estaba prevista incialmente para el 5 de mayo, pero las autoridades ucranias decidieron retrasarla para -como explicó el primer ministro Valeri Pustovóitenko- no dar pretextos al Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) de modo que no pudiera postergar su asamblea anual, que debía celebrarse en Kiev, la capital ucrania, a principios de la semana pasada. En esa reunión, el BERD firmó con el Gobierno ucranio un acuerdo según el cual Kiev recibirá unos 18.000 millones de pesetas para las reparaciones más urgentes en el sarcófago que cubre el reactor número 4 (el que explotó el 26 de abril de 1986). Aquella explosión dejó cientos de miles de personas irradiadas y decenas de miles de kilómetros cuadrados contaminados en Bielorrusia, Ucrania y Rusia.Los reactores del tipo Chernóbil tienen una serie de fallos de diseño y por eso Occidente teme que se repita la catástrofe en el reactor número 3 igual que ocurrió en el número 4. Según un acuerdo al que se llegó con el Gobierno ucranio, Chernóbil debe cerrarse definitivamente para el año 2000, pero las autoridades del país argumentan que no podrán hacerlo mientras no se terminen de construir dos reactores en las plantas atómicas de Rovno y Jmelnitski, necesarias para reemplazar la capacidad de generación eléctrica de Chernóbil.
Los 18.000 millones de pesetas que dará el BERD no significan una solución del problema, ya que según Pustovóitenko se necesitan cerca de 115.000 millones sólo para reforzar el sarcófago del reactor número 4 y otros 240.000 millones para completar los reactores nucleares de nuevo tipo en la citadas centrales de Rovno y Jmelnitski. «El problema no es cerrar Chernóbil para el año 2000; el problema principal es encontrar alternativas a Chernóbil», resumió la situación Pustovóitenko. El BERD, sin embargo, no considera que terminar los reactores números 2 de Jmelnitski y número 4 de Rovno sean tareas prioritarias, a pesar de que ya están hechos en un 85%. Dos estudios encargados por el BERD muestran que Ucrania, en realidad, ya tiene más capacidad de generación eléctrica de la que necesita, pero está muy mal organizada, mal mantenida y comercialmente mal gestionada.
Sea como fuere, el reactor número 3 funcionará sólo unos meses, ya que a finales de año se le deben hacer nuevas reparaciones. Uno de los problemas principales de los reactores del tipo de Cherbónil son las fisuras que periódicamente aparecen en las tuberías. Así, el reactor que se acaba de poner en marcha había sido detenido en junio pasado en principio por sólo 70 días, pero permaneció en reparaciones durante más de nueve meses debido a que se fueron detectando nuevos desperfectos. En total, los técnicos repararon 338 fisuras.
Recientemente, las organizaciones que velan por la seguridad nuclear en Alemania y Francia dieron la alarma sobre estas fisuras, ya que, según los expertos, el fenómeno de fisurización puede afectar también a las tuberías gruesas, de 90 centímetros de diámetro, y, lo que es más grave, no hay seguridad de que los trabajadores de Chernóbil controlen las consecuencias que tendría la rotura de una de esas tuberías. Los rusos han admitido que las fisuras de las tuberías en ese tipo de reactores son frecuentes.
La situación de los otros dos reactores de Chernóbil es la siguiente: el número 1 fue clausurado hace dos años bajo presión occidental; y el número 2 está en régimen de espera después de un incendio en octubre de 1991. El Gobierno ha decidido ponerlo también en marcha, pero todavía no ha encontrado dinero para repararlo.
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