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EE UU trata de frenar la respuesta nuclear de Pakistán

Estados Unidos ha desplegado con urgencia su diplomacia para evitar una escalada de pruebas nucleares en la zona. El subsecretario de Estado, Strobe Talbott, se reunió ayer con el ministro paquistaní de Exteriores, Gohar Ayub Khan, durante 90 mimutos. El objetivo: convencer a las autoridades de Islamabad de la necesidad de no llevar a cabo prueba nuclear alguna en respuesta a las cinco realizadas por India. Ayub Kahn definió el encuentro como amistoso. «Fue una reunión de oyentes», aseguró. Estados Unidos trata de jugar con el elemento económico como factor de persuasión. Pakistán, que atraviesa por una grave crisis, necesita créditos. Acaba de solicitar ayudas por valor de 1.600 millones de dólares. «Es la táctica del palo y la zanahoria», aseguró un embajador occidental. «El problema», añade, «es que el orgullo nacional no se compra con dinero». El diario paquistaní La Nación reveló, en su edición de ayer, que la mayoría de los ministros apuestan por efectuar una prueba nuclear para demostrar que ellos también están en condiciones de fabricar armas atómicas. Es un sentimiento extendido también ante la opinión pública, que reclama algún tipo de acción. El Gobierno ha creado una comisión de seis hombres destinada a evaluar las posibles respuestas al envite indio. El primer ministro, Nawaz Sharif, dijo ayer que no tiene prisa por llevar a cabo una prueba nuclear.

Economía debilitada

El principal problema con el que se enfrenta Pakistán a la hora de tomar decisiones es su débil economía. No tiene el suelo firme. No está en condiciones de desafiar a la comunidad internacional y arriesgarse a unas sanciones similiares a las impuestas estos días contra Nueva Delhi. El economista Assad Sayeed, del Foro para el Desarrollo de Pakistán, cuantifica en 1.900 millones de dólares las reservas nacionales, frente a los 30.000 millones de India. Una diferencia determinante que limita el espacio de réplica. Unas sanciones equivaldrían a la anulación inmediata del crédito ya aprobado del Fondo Monetario Internacional por valor de 1.560 millones. La consecuencia de esa pérdida sería una devaluación masiva de la moneda y un incremento de la inflación. La situación sería entonces insufrible para la mayoría de la población. El presidente estadounidense, Bill Clinton, que se encuentra en Birmingham (Reino Unido), en la cumbre del Grupo de los Ocho, es consciente de todas las ramificaciones económicas de este asunto. Por ello trata de implicar a los demás países industrializados en el compromiso de ayudas a Pakistán a cambio de que no efectúe pruebas nucleares.

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