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Entrevista:

«Sobre todo, me interesa sentir»

Reconocida internacionalmente como la fundadora del movimiento más innovador y vanguardista de la danza-teatro, Pina Bausch (Solingen, 1940) explicaba ayer en Lisboa que siente una enorme atracción por el sur: «Mi corazón y mis sentimientos me conducen hacia el sur, su música, su baile, sus gentes. Quiero escaparme del norte» «Y, sobre todo», añade Bausch, cuya mirada transmite una placentera sensación de serenidad, «me interesa sentir, me interesa compartir la vida con la gente, transmitir confianza y ser merecedora de su confianza».Vestida de negro de arriba abajo, Pina Bausch llega al lobby del hotel Tívoli, de Lisboa, relajada, muy tranquila. La noche anterior se despidió del Centro Cultural de Bélem, aclamada por el público, tras el último pase de Masurca fogo, un homenaje a Lisboa que le fue encargado para el Festival de los Cien Días (previo a la Expo 98, que se inaugura el próximo día 21). Ahora se dirige a Turquía y el mes de junio presentará dos espectáculos dentro de la programación de danza del Teatro Real de Madrid: Ifigenia en Táuride, sobre música de C. W. Gluck, y Nelken (Claveles), con una mezcla de músicas tan dispares como Schubert, George Gershwin, Louis Amstrong, Quincy Jones, Sophie Tucker y Franz Léhar. Está «ansiosa por regresar a Madrid», donde ya presentó un homenaje a la ciudad (Tanzabend / Noche de danza). En esta ciudad pasó largas noches en el Candela, bar y punto de encuentro del flamenco -«Fue un gran enamoramiento; hay algo muy fuerte en esa ciudad»-.

Pregunta: Pina Bausch era una niña muy introvertida. ¿Fue ésa una razón para que buscara en la danza su medio de expresión?

Respuesta: No estoy segura. Es muy difícil contestar a esa pregunta. Mis padres tenían un pequeño hotel con un restaurante-bar donde yo hacía mi vida familiar. Estaba muy interesada por todo, pero es muy difícil explicar ese proceso.

P. ¿Cómo surgió su pasión por la danza?

R. De niña siempre estaba bailando sola y preparando mis propios números. Por nuestro restaurante pasaban muchos artistas y gente del baile. Mis padres me llevaron a aprender ballet porque me veían bailando siempre. Así empezó todo esto.

P. Dicen que durante sus viajes le gusta ver a la gente más que a los monumentos. Se interesa sobre todo por las personas, sus emociones y sus sentimientos.

R. Me gustan los monumentos también (risas), pero si alguien me pide crear una coreografía yo no puedo hacer bailar a un monumento. Me interesa conocer a las personas, estar en contacto con ellas y compartir sus sentimientos. Eso es lo que me interesa de cada sitio, compartir las experiencias con la gente de allí. Eso es lo más agradable para mí.

P. ¿Qué es más interesante para Pina Bausch en sus coreografías? ¿La expresión, el mensaje o una mezcla de ambos?

R. Nunca se me ha pasado por la cabeza transmitir ningún mensaje. Todo se integra. Hay cosas que no se pueden separar. Abordo historias que ocurren en el mundo y no se cuestionan. Confío en mis sentimientos y, en general, mis sentimientos son un ordenador muy rápido. Eso es lo que me gusta transmitir.

P. No quiero decir que transmita mensajes bíblicos sino que aborda cuestiones como la desigualdad entre hombres y mujeres, el amor, la soledad o la ternura. A eso me refiero con los contenidos.

R. Yo observo y presento al público mis experiencias, mis sentimientos. Y también me siento público. Tenemos que confiar en nuestros sentimientos. Observar lo que nos ocurre y cómo cada uno, a su manera, los percibe. Otras veces no hago nada para determinar lo que cuento. Surge. La imaginación del público también interviene en los montajes. El público también forma parte de esas creaciones. Otras veces no contesto a nada. No ofrezco respuestas, no doy mensajes, pero sí presento todas esas cuestiones. Me gusta compartir con el público lo que siento. Siempre intento hablar de nosotros y no de mí. Del pasado y del futuro. Por eso cada espectáculo es diferente, es una fiesta. No sé lo que me voy a encontrar en el teatro. Quizás llorar juntos, reír juntos. Me interesa sobre todo observar y sentir.

P. Masurca fogo, presentado estos días en Lisboa, es un espectáculo muy lúdico, sensual. ¿Le interesa el placer de los sentidos, la sensualidad, la música, el disfrutar de la vida?

R. Por supuesto. Las cosas salieron así. Hemos hecho muchos trabajos diferentes. Los espectáculos no surgen por casualidad. Son grandes olas. Al cabo de unos años, puedo observar cómo he evolucionado.

P. Le encantan las ciudades del sur: Lisboa, Palermo, Roma, Madrid. ¿Cree que el sur tiene más fuerza, más vitalidad que el norte?

R. Es cierto que me encanta el sur, deseo estar en el sur. Me gusta el clima, la gente, la alegría que comparten las personas juntas. Hay una relación muy abierta con la música y es muy fácil comprender su relación con el mar, con la vida. Es un impulso, una gran atracción. En el norte las personas son más cerradas. Yo quiero escaparme de eso. Eso es lo que siento. Estoy muy atraída por el sur, por su música y su danza. Mi corazón y mis sentimientos me conducen hacia el sur. Cuanto más me intereso por su música, más curiosidad siento por ella y por todo lo que ocurre a su alrededor.

P. Por eso ha diseñado coreografías con todo tipo de músicas. Desde clásicas a ritmos africanos, tangos, fados...

R. Trabajo con seres humanos de todo el mundo, de muchas nacionalidades. Ésa es la respuesta. Tengo un instinto natural para buscar esa armonía. Me gusta esa mezcla, el mestizaje. Me gustan gentes de todo tipo. Tengo bailarines mayores, jóvenes, gordos, flacos, de diversas nacionalidades y culturas. Me gusta mezclar todo esto, pero no sé por qué. Si fuera todo muy igual no me interesaría tanto. Me gusta descubrir y enseñar esas diferencias.

P. Su arte es una mezcla entre la danza y el teatro, ¿cómo definiría su trabajo?

R. Estoy muy feliz de no tener que analizar mi trabajo (risas). Sólo me preocupa hacerlo y no como los científicos, que tienen que probarlo todo. No lo puedo definir. No sé lo que hago exactamente. La cuestión es dar forma a los sentimientos. Ése es mi desafío: encontrar la forma de expresar mis sentimientos. Y eso es lo que intento. Y no sé cómo lo consigo. Sobre todo estar muy abierta y dejarlo salir. La compañía al completo también interviene en el proceso de creación. Ellos también aportan sus sentimientos.

P. ¿Qué recuerdos tiene de Madrid y de la producción que preparó para Madrid?

R. Madrid es una gran historia de amor para mí. Ha sido un gran enamoramiento, una gran pasión. He encontrado algo muy fuerte en Madrid. Me sumergí completamente en la ciudad. Es algo que me encanta. Fui muchas noches al Candela. Allí estuve mi primer día, mi primera noche. Hace como siete u ocho años. Pasábamos noches enteras por ahí. Hasta las siete de la mañana. Y luego tenía que trabajar a las diez. Pero no podía ser de otra manera. Estoy ansiosa por volver a encontrarme con esta gente. Los músicos, los cantantes... Esto es lo primero que pienso cuando me acuerdo de Madrid.

P. Su mirada trasmite serenidad. ¿Qué busca en la vida?

R. (Larga pausa) Es muy difícil explicar eso. A veces, como decía cuando hablaba del Candela, hay momentos en el teatro, en el arte o en la propia vida, cuando estoy en contacto con la gente, que me gusta disfrutar de las personas, compartir la vida con ellas. Siempre espero alegría y no miedo. No puedo expresarlo con palabras. Tiene que ver con trasmitir confianza a la gente y merecer su confianza. Compartir la vida. También tiene algo que ver con el amor y con disfrutar haciendo cosas.

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