EE UU y Japón impondrán sanciones económicas al Gobierno indio por su triple prueba nuclear
La comunidad internacional reaccionó ayer con dureza a la decisión india de romper la tendencia hacia la congelación del arsenal nuclear. El triple ensayo subterráneo del lunes en el desierto de Rajastán, no lejos de la frontera con Pakistán, llevó a EE UU y a Japón a anunciar la imposición de sanciones económicas; a Rusia, Francia y el Reino Unido, a desaprobar la decisión de Nueva Delhi, y a Pakistán y a China, los dos países vecinos y principales destinatarios del mensaje de la nueva firmeza nuclear india, a condenar las pruebas. Pakistán habló de que en el próximo futuro dará una respuesta «equivalente», lo que fue interpretado como que el Gobierno de Islamabad realizará también un experimento nuclear. China mostró la «grave preocupación» que le suscita la nueva política de Nueva Delhi, por considerar que menoscaba la estabilidad en el sur de Asia. España lamentó la «insolidaridad» india, y la UE se dijo consternada por lo ocurrido.
Bill Clinton exigió a India garantías de que no llevará a cabo más pruebas nucleares. El presidente norteamericano aprovechó una conferencia en la Casa Blanca para recordar las sanciones que prevé la ley estadounidense contra los Gobiernos que incumplen los tratados de no proliferación de armas nucleares. Los países que llevan a cabo pruebas atómicas dejan de tener la posibilidad de aspirar a créditos en Estados Unidos. Washington también se opondrá a la concesión de créditos por parte de instituciones internacionales y prohibirá los préstamos de entidades bancarias, excepto si el dinero es para destinarlo a cuestiones humanitarias. Según la ley, si el presidente de EE UU no aplica de inmediato las sanciones, entran en vigor automáticamente a los 30 días, a menos que el Congreso establezca lo contrario.Clinton pidió también a las naciones de la zona que «no sigan por el sendero de una carrera armamentística peligrosa» desencadenada por Nueva Delhi. La decisión de hacer esas pruebas nucleares «es un golpe al consenso internacional» sobre armas nucleares, dijo Clinton. «Pido a India que anuncie públicamente que no hará más pruebas y que firmará el tratado de prohibición ahora y sin condiciones».
Washington ha tratado en los últimos años de rebajar la tensión en esa zona. Bill Richardson, embajador de EE UU ante la ONU, viajó a Nueva Delhi el mes pasado para pedir una mejora de las relaciones entre los países del entorno. Hace sólo unos días, una delegación diplomática india en viaje oficial en la capital estadounidense recibió el mismo mensaje: sólo contarán con el apoyo político y económico de EE UU si India muestra claramente su disposición a frenar la escalada militar.
Embajadores a consulta
Como parece que no ha sido así, Washington llamó a consultas a su embajador en Nueva Delhi, lo mismo que hicieron Australia y Nueva Zelanda. En el Pacífico, la reacción fue muy airada, y la primera ministra neozelandesa, Jenny Shipley, dijo que buscará con otros países una respuesta común a «esta provocaciónEl primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, volvió ayer a Islamabad de su viaje a Kazajstán para abordar la nueva situación, y tenía previsto abrir consultas con responsables del programa nuclear paquistaní. Un portavoz indicó que el padre de ese programa fue invitado a presentar los últimos adelantos tecnológicos que posee el país. El ministro de Asuntos Exteriores, Gohar Ayub Khan, dejó bien clara la voluntad de su Gobierno de plantar cara en los mismos términos a la «amenaza» planteada por los experimentos nucleares indios. «Quiero asegurar a la nación que Pakistán tiene la capacidad técnica para responder a cualquier amenaza a su seguridad», declaró Ayub Khan en el Senado paquistaní. «En el pasado hemos dejado absolutamente claro que cualquier escalada nuclear recibirá la adecuada respuesta por parte de Pakistán. Mantenemos nuestra palabra».
Según el responsable de la diplomacia paquistaní, «no hay presión exterior capaz de desviarnos de nuestra búsqueda de la autosuficiencia. Sólo nosotros vamos a decidir qué es esencial para nuestra seguridad».
Japón, primer donante mundial de ayuda económica a India, con 1.000 millones de dólares (150.000 millones de pesetas) anuales, compartió el punto de vista norteamericano y anunció que está considerando la congelacion de créditos y de otras ayudas, medidas que se anunciarán en cuestión de días. El primer ministro, Ryutaro Hashimoto, se sintió frustrado por los oídos sordos prestados por el primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, a la carta que le envió hace seis semanas para que no realizara pruebas atómicas. Japón no sólo es el primer donante, sino que tiene grandes acuerdos comerciales. Borís Yeltsin, presidente de Rusia, tradicional aliado de India, lamentó los experimentos nucleares. «India nos ha decepcionado con sus explosiones», manifestó. «Pero creo que mediante medios diplomáticos y con nuestra visita (prevista para este mismo año, como la de Clinton) seremos capaces de hacerles cambiar de posición». Un portavoz declaró que las sanciones serán «contraproducentes».
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