Londres niega haber respaldado el envío de armas a Sierra Leona
El ministro británico de Exteriores, Robin Cook, se enfrenta a una tormenta política relacionada con la presunta violación del embargo internacional de armas a Sierra Leona. El incidente se centra en la ayuda -con armas y un helicóptero- de la compañía británica Sandline International al Gobierno electo del presidente Ahmed Tejan Kabbah, depuesto en mayo de 1997 tras el golpe militar de Johnny Paul Koroma.Sandline prestó sus servicios después del 8 de octubre, fecha del boicoteo del Consejo de Seguridad de la ONU a Sierra Leona. Kabbah volvió al poder en marzo gracias a una contraofensiva en la que colaboró el Ejército nigeriano. Cook afirma que está dispuesto a dimitir si se confirman irregularidades en su actuación en las dos investigaciones que su ministerio y las autoridades de aduanas han iniciado sobre el escándalo. «Las alegaciones son serias y así las consideramos. Pero no debemos aventurar un juicio hasta conocer el resultado de las investigaciones».
Ayer, el primer ministro Tony Blair denunció la excesiva importancia que la prensa y la oposición otorgan al incidente y pareció justificar la operación de Sierra Leona: «Tanto la ONU como el Reino Unido intentamos ayudar a un gobierno democráticamente elegido contra una junta no electa», dijo Blair, al tiempo que aseguró que «nadie debe romper conscientemente el embargo de armas». Un portavoz del Gobierno de Sierra Leona defendió ayer que el embargo se limitaba a las fuerzas de la junta militar y recordó que la ONU y la Commonwealth respaldaron en todo momento al presidente Kabbah.
Sandline alega -y difunde una carta ministerial hecha pública la semana pasada- que funcionarios británicos dieron el visto bueno a la operación, que se inició, además, tras la intervención personal del alto comisario británico en el país africano, Peter Penfold. Blair defendió la «excelente labor» de Penfold. La oposición exige responsabilidades porque, como defiende el conservador Michael Howard, si Cook no estuvo al corriente de la gestión de sus subalternos demuestra escaso control de su ministerio.
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