Lenny Kravitz considera "5" el álbum «más refinado» de su carrera

Para Lenny Kravitz todo fluye, todo llega cuando tiene que llegar y, además, todo es muy natural. Tras seis horas de retraso en su cita con la prensa, llegó esbozando una amplia sonrisa y con una pregunta como saludo: «¿He llegado demasiado temprano?» En ese momento sólo quedaba unirse a su plácido fatalismo. Como odia volar, llegó a Madrid desde Londres por carretera. El mal tiempo causó el retraso, pero el clima es parte de ese destino por el que se deja llevar y no tiene mayor importancia para él. Su nuevo álbum es también producto de ese estado de ánimo.El cantante y compositor norteamericano tiene un nuevo disco, el quinto de su carrera, y lo ha titulado simplemente 5 . Ese detalle es significativo. Su nuevo trabajo es mucho menos vistoso que los anteriores, como si hubiese ido quitando lo superfluo para quedarse con lo esencial. Atrás quedó el ostensible eco del rock de los años setenta y el sonido sucio de sus producciones . Atrás esa imagen rebuscada en sesiones de fotografía. Su nuevo disco tampoco hace alarde de guitarreo y hasta se permite algún tema instrumental. «Es interesante enfocarlo así», explica Lenny Kravitz. «No estoy muy seguro de lo que estoy haciendo mientras lo hago. No pienso nunca hacia dónde dirijo mi carrera. Me interesa la experiencia musical de intentar algo distinto y es lo que he hecho en este trabajo, simplemente me dejé ir. No es algo que haya hecho así pensándolo demasiado. Es como cuando vas al psicoanalista y le vas contando tu vida, tal como se te viene a la cabeza, y luego él te explica lo que significa».

Un psicoanalista tendría cosas que decirle a Lenny Kravitz, sin siquiera esperar a oírlo. Aunque su música se despoje de adornos, él no. Sus gruesos tirabuzones de rasta enmarcan fragmentos de un rostro sereno tras las enormes gafas oscuras. Lleva una camiseta tan ceñida que se trasluce perfectamente el piercing en su pezón izquierdo, con un pequeño aro con una bolita. Un enorme anillo de oro, con dos números 2 unidos, le pesa en el gesto de la mano. «Me tomé un año de descanso, para aclarar qué es lo que quería. No tanto en lo musical como en lo personal. Necesitaba centrarme. Ahora estoy en un momento muy tranquilo de mi vida, disfruto mucho de mis amigos y mi familia. En lo musical siempre he tenido las ideas claras, hago lo que fluye naturalmente de mí, le guste a la gente o no», afirma el cantante, de 34 años.

Marca de fábrica

Kravitz se ha dejado seducir por las posibilidades del sonido digitalizado, cosa que hasta ahora había rechazado. Aun así, el disco sigue teniendo su marca de fábrica, su voz inconfundible. «Es un disco mucho más refinado que los anteriores, y eso sí es algo que quise lograr deliberadamente», explica Kravitz.El cambio musical es, según él, algo que le ha sucedido. «Es una progresión natural. Yo sólo sigo el camino», continúa. «El funk siempre ha estado dentro de mí, aunque antes se notara más el lado rockero. El funk está en el groove, en el bajo, en el sentimiento que te mueve por dentro», explica con voz reposada. «Vendré de gira en otoño, aunque todavía no tengo totalmente diseñado el espectáculo».