¿Papel mojado?
El informe de CEACCU sugiere que el Código de Autorregulación no funciona: no hay control responsable de los contenidos de los programas; las cadenas no parecen vigilar y dan la impresión de carecer de criterios pedagógicos para trazar la programación infantil. Y la actitud de los poderes públicos se ha caracterizado por su pasividad.El Código -Convenio sobre principios para la autorregulación de las cadenas de televisión en relación con determinados contenidos de su programación referidos a la protección de la infancia y la juventud- se declara dirigido «a propiciar la convivencia democrática en el marco de la Constitución Española y de los Estatutos de Autonomía, que consagran la libertad de expresión, así como el respeto y la protección de los ciudadanos y de los menores de edad».
El texto proclama su «voluntad» de evitar: la difusión de «violencia gratuita ofensiva hacia las personas, cuya presencia se evitará cuando contenga una crueldad traumatizante para el público infantil o juvenil»; la discriminación «por cualquier motivo»; la «incitación al consumo de cualquier tipo de drogas»; las escenas de «explícito contenido sexual» incluso en los «cortes publicitarios» en programas de audiencia infantil; y el «lenguaje innecesariamente indecente».
«No se trata de ocultar la violencia sino de no presentarla como merecedora de ser imitada», dice el texto.
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