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Fría acogida a los poderes del Estado en Sarno en el funeral por las víctimas

Familiares de las víctimas de la avalancha de fango que asoló el martes pasado dos localidades próximas a Nápoles, siguieron en un tenso silencio el funeral celebrado ayer en Sarno por los 94 vecinos del pueblo que perdieron la vida en la catástrofe. El obispo de la diócesis de Nocera, Gioachino Illiano, que ofició la ceremonia en el campo de deportes de Sarno, leyó un mensaje de solidaridad enviado por el Papa. A la ceremonia asistieron el presidente Oscar Luigi Scalfaro y el primer ministro, Romano Prodi, que fueron recibidos con frialdad por los vecinos. Scalfaro aseguró a los vecinos que el país entero está con ellos en esta hora de dolor.

La tensión en Sarno aumenta a medida que pasan las horas sin que soldados y bomberos consigan rescatar nuevos cuerpos de la masa de tierra y detritus que cubre buena parte del barrio alto, y que se solidifica por momentos bajo el sol abrasador. En las últimas horas, la cifra de víctimas recuperadas, que se eleva a 118, apenas ha aumentado, pese a que, se sabe que hay decenas de cuerpos bajo el fango y los escombros. El propio alcalde de Sarno, Gerardo Basile, sigue afirmando que faltan 200 vecinos del pueblo. El responsable de Protección Civil, Franco Barberi declaró el viernes que se tardarán semanas en encontrar todos los cadáveres, pero ayer se hablaba ya de meses.Scalfaro y Prodi, que llegaron a Sarno en helicóptero al filo de las 10 de la mañana, visitaron poco después Quindici, la localidad situada en la otra vertiente del monte Alvano, que sufrió también el grueso del impacto del aluvión del martes, que dejó caer un millón de metros cúbicos de tierra sobre los dos pueblos. Al menos, en Quindici, el alcalde dio la orden de evacuación lo bastante a tiempo como para que el brutal aluvión se cobrará una cifra relativamente modesta de vidas, once personas. Bomberos y miembros de la Protección Civil, trabajaban ayer entre los escombros de la veintena de casas destrozadas por la avalancha con la esperanza de recuperar el último cadáver. Otros edificios del pueblo de poco más de 3.000 habitantes, han tenido que ser desalojados por los daños sufridos. El ayuntamiento, por ejemplo, ha tenido que ser trasladado provisionalmente a un piso próximo al cementerio en cuya explanada de acceso aparcan ahora camiones, ambulancias y algunos coches particulares.

Milardo Russo, el funcionario que atiende las quejas y controla los nombres de los vecinos que han tenido que buscar refugio en casas de amigos y familiares, parece aturdido todavía por el impacto de la tragedia: «En Quindici estamos acostumbrados a los desprendimientos de tierra, pero nunca antes habíamos visto algo así».

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