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La versión policial

La Jefatura Superior de Policía, que niega tajantemente las imputaciones contenidas en la querella, ofreció ayer esta versión de los hechos. En la madrugada del 10 de abril, los jóvenes se burlaban de la procesión, lo que enfadó a la gente a su alrededor. Dos policías se percataron y, cuando la procesión hubo pasado, se dirigieron a identificarles. Los jóvenes se abalanzaron sobre ellos. A uno lo tiraron al suelo e intentaron darle una patada en la cabeza. Luego se dirigieron al segundo agente y, cuando lo derribaron, éste sacó la pistola. Los vecinos ayudaron a detener a los jóvenes. Los dos agentes quedaron heridos hasta el punto de que aún están de baja. Ya arrestados, los jóvenes fueron llevados directamente al hospital para su reconocimiento. Después volvieron a comisaría, donde Daniel Chimeno prestó declaración con abogado (los otros dos se negaron), y fueron puestos en libertad sin pasar por el juzgado. En su testimonio, Daniel reconoció que Óscar había insultado a la procesión y que él había gritado a la policía en el hospital.

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