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El fraude de los grandes éxitos

José Andrés Rojo

Al señor Poyatos le cerraron su emisora de radio en Guadix (Granada) y se le iluminó la bombilla. Montó una empresa y contactó con las grandes firmas discográficas, a las que les pedía los discos compactos promocionales de sus estrellas. El señor Poyatos les aseguraba que los iba a distribuir gratuitamente por una serie de emisoras asociadas. Pero no. Lo que hacía era grabar CD recopilatorios con grandes éxitos en el sofisticado laboratorio que tenía montado y venderlos a las emisoras a 2.800 pesetas. Eso sí, sin pagar un duro de derechos de autor. Ya había logrado contactar con 132 emisoras de toda España, a las que les suministraba un disco-hit a la semana. Eso hacía hasta que la Guardia Civil desencadenó la llamada Operación Espárrago. El negocio del señor Poyatos fue viento en popa desde octubre, pero los ojos de la Guardia Civil se fijaron en él cuando la Asociación Fonográfica y Videográfica denunció el supuesto fraude a la propiedad intelectual. El señor Poyatos, detenido junto a su mujer, conocía bien el negocio de la radio, ya que fue una de las almas de Antena Sur de Europa, una emisora de Guadix. Cuando se la cerraron creó Hits Radio SL, que supuestamente tenía su domicilio fiscal en Madrid, y comenzó el negocio. En su pueblo montó un laboratorio con duplicadores de CD, impresoras de serigrafía, todo tipo de ordenadores. Porque el señor Poyatos hacía bien su trabajo: no sólo grababa los recopilatorios ilegales: también creaba carátulas serigrafiadas y fichas de los artistas y sus éxitos. Las emisoras estaban encantadas: en lugar de tener que comprar 12 CD para poner las dos canciones de éxito de cada uno, este hombre se los mandaba todo en uno y barato: entre 2.500 y 2.800 pesetas. Hacía tres tipos de CD: éxitos latinos, hits de Europa-España y los tops de Estados Unidos. Las radios firmaron contratos mercantiles con él perfectamente en regla e incluso pagaba su IVA. Pero todo ocultaba varias mentiras: en el domicilio fiscal que dio lo que había era una sucursal de la empresa de mensajería MRV; las cartas se las recogía el portero y se las mandaba a Guadix; el teléfono 902 de contacto parecía de Madrid pero se desviaba a Granada y la cuenta de pago en una oficina de La General en Madrid derivaba el dinero a tres oficinas de su pueblo. Era un buen negocio. La Guardia Civil afirma que ganaba 1,5 millones al mes. Cuando le dieron el esparragazo, en el laboratorio del señor Poyatos había 4.000 CD vírgenes serigrafiados listos para salir a las radios asociadas.

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Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

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