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El casco medieval de Vitoria abre un mercado el primer sábado de cada mes

El País

No ayudaron ni el tiempo ni la semana de fiesta que muchos vitorianos han aprovechado para salir de la ciudad, pero el casco medieval de Vitoria inició ayer una experiencia que quiere poner en conexión la cultura, la artesanía, la animación callejera y el comercio renovado de sus viejas calles gremiales. La experiencia ha contado con el apoyo de la Agencia municipal de Renovación Urbana, que ha colaborado con cinco millones.

Cinco millones de pesetas que se suman a las inquietudes de los comerciantes y artesanos que radican en esta zona de Vitoria, y desean para ella una vitalidad que vaya más allá de la mejora en las viviendas, la restauración de edificios y la consiguiente incorporación de nuevos residentes a la zona. Dos iniciativas Los comerciantes de las calles Correría por un lado y Cuchillería y Pintorería por otro ya habían puesto en marcha dos iniciativas distintas de mercados en la calle, que a partir de ayer deben confluir en una sola y a fecha fija: los primeros sábados de cada mes. Alrededor de cien puestos salpicaron las calles citadas y la Cuesta de San Francisco, en un experiencia que pretende terminar por extenderse al conjunto del casco viejo vitoriano para ofrecer un incentivo a vecinos y visitantes, éstos últimos más y más numerosos, movidos por la curiosidad hacia una ciudad hasta hace poco desconocida, cuyo descubrimiento parece no decepcionar. Entre las actividades que complementaron la oferta de los comerciantes que sacaron sus puestos a la calle, u otros que acudieron con sus productos desde la provincia, estuvieron las visitas guiadas al casco medieval y a algunos de los museos e iglesias ubicados en él, los juegos infantiles, la proyección gratuita de una película en el Centro Cívico de la zona o un concurso de tortillas de patatas, degustación incluida, para los que se acercaron hasta el Cantón de la Soledad a mediodía. Desde las once de la mañana los niños tuvieron a su disposición un rocódromo, camas elásticas, castillos hinchables y otros juegos en la plaza de las Brullerías. El grupo teatral Panta Rhei, encargado de la animación de calle, tuvo sin embargo que suspender por la lluvia la representación de Ambotoko Dama (La Dama de Amboto) prevista para la una de la tarde en la Cuesta de San Francisco. Objetos de artesanía y productos gastronómicos completaron la oferta de un comercio que va cambiando desde hace algunos años y en el que conviven aún las viejas mercerías o las carnicerías de carne de caballo, el fabricante de botas de vino y las más modernas tiendas de ropa, regalos y detalles de todo tipo, a gusto de los más exigentes clientes.

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