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EL NACIMIENTO DEL EURO

La moneda única abrirá 1999 con un valor algo superior a las 168 pesetas

La fijación de las paridades irreversibles que ligarán las 11 monedas que integrarán el euro fue acordada ayer sin mayores discusiones por los ministros de Economía y Hacienda de los Quince. Las apocalípticas posibilidades que algunos se imaginaban hace sólo un año no se han producido. Ni hubo tormentas monetarias en los meses previos ni encarnizadas discusiones hasta el alba entre los ministros en defensa cada uno de su interés nacional. Como ya se sabía, un marco valdrá para siempre 85,0722 pesetas. Y un euro costará en torno a 168,23 pesetas.

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"CALMA, ESTO VA PARA LARGO".

Los ministros de Economía y Finanzas de los Once -como se empieza a denominar al grupo de países del área euro- acordaron ayer que las paridades centrales del mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo (SME) sean también las paridades irreversibles que entrarán en vigor a partir del 1 de enero de 1999. Pero hasta esa fecha no conocerá el valor del euro para cada moneda. Lo que se decidió ayer no tiene valor jurídico. Es una declaración política, pero casi con rango de ley, porque sólo un cataclismo puede hacer variar las paridades bilaterales acordadas, aunque son sólo un objetivo.Lo que han hecho los ministros es dejar claro cuántas pesetas costará un marco alemán o un chelín austriaco, y así hasta completar todas las que forman el euro. Ese valor acordado ayer tendrá rango jurídico a partir del 1 de enero de 1999.

Oscilaciones

Ese día las monedas del área euro dejarán de cotizar en los mercados; la moneda nacional de esos países será ya el euro a efectos de su cotización en los mercados de divisas. Aunque físicamente seguirán existiendo billetes y monedas nacionales hasta el 1 de julio del año 2002, su valor frente al resto de divisas del euro no variará nunca más.Lo que puede variar es el valor del euro frente a las monedas que lo integran y frente a otras divisas. Los ministros no fijaron ayer el valor que tendrá el euro a partir del 1 de enero de 1999, porque es técnicamente imposible.

El euro no existe y no se puede defender a través de intervenciones de los bancos centrales como se hará con las divisas nacionales que se desvíen del valor adjudicado ayer.

El euro, además, tendrá el mismo valor que el ecu, la unidad de cuenta europea. Pero el ecu es un cesto de monedas referenciado con el dólar y cuya cotización depende también del valor de mercado de todas y cada una de las monedas que lo integran. Tiene, pues, una doble posibilidad de oscilación: por un lado, frente al dólar, y, por el otro, frente a las monedas que componen el ecu pero no se integran en él.

Éstas son la libra esterlina (que pesa un 8% en la cesta del ecu), la dracma griega (un 1%) y la corona danesa (2%). La corona sueca ni participa en la composición del ecu ni se integrará en el euro. La libra, que se ha apreciado un 20% en el último año frente al dólar y a las monedas integradas ahora en el euro, puede alterar el precio final de la moneda europea no sólo frente al dólar, sino frente a las propias divisas que la forman.

Pero los expertos no dan importancia a estos dos factores, siempre y cuando se cumpla lo importante, que las paridades bilaterales entre las monedas del euro sean el 1 de enero de 1999 las fijadas. Una oscilación del euro, del dólar o de la libra será proporcionalmente la misma para la peseta y para las demás monedas que desparecerán.

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