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El Ayuntamiento bilbaíno estudia parar la cantera de El Peñascal

La explotación de piedra de El Peñascal amenaza con convertirse en un nuevo quebradero de cabeza para los encargados de las finanzas del Ayuntamiento bilbaíno. Un análisis minucioso de la licencia municipal por el que el Área de Urbanismo (entonces en manos de la concejal del Partido Popular Ascensión Pastor) otorgó la concesión de la citada explotación a Hormigones Vascos por un periodo de 25 años ha demostrado que no se ajusta a la legalidad por ninguna de sus esquinas. La concesión -aprobada por todos los partidos con la excepción de Herri Batasuna, cuyos representantes estaban ausentes- en el pleno municipal del 16 de junio de 1997 y el acto de ejecución, que recibió el visto bueno el pasado enero, no se ajustan a derecho, ya que se permite la explotación de El Peñascal en unos suelos cuyo destino previsto en el Plan General de Ordenación Urbana era otro. Una vez comprobada la lesividad de la decisión municipal, sólo cabe que el propio Ayuntamiento de Bilbao vuelva sobre sus pasos y pida la paralización de las actividades de Hormigones Vascos en la zona. Por supuesto, esto se traducirá en un coste para las arcas municipales, por el quebranto económico que supone para la citada compañía la paralización de la producción. Éste ya es el segundo caso en el que el consistorio bilbaíno se enfrenta al pago de indemnizaciones multimillonarias relacionadas con la época en la que el Partido Popular se ocupó del Área de Urbanismo. El otro caso es el de Funeraria Bilbaína que, tras recibir el visto bueno de Ascensión Pastor a una pregunta sobre la posibilidad de poner un tanatorio en el barrio de Begoña, se gastó 280 millones en un inmueble. Meses más tarde, Urbanismo, ya en manos del socialista Dimas Sañudo, creyó inviable la concesión de la pertinente licencia. Amparándose en el visto bueno otorgado a su pregunta previa a la solicitud de licencia, los responsables de Funeraria Bilbaína negocian ahora una indemnización o una permuta de terrenos. La gravedad del caso de Hormigones Vascos es mucho mayor y la concesión anormal puede suponerle muchos cientos de millones a los bilbaínos.

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