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Conservador, liberal y catalanista

Francesc de Carreras

Ha fallecido en Barcelona, a los 85 años, Salvador Millet i Bel, economista y político. Una larga enfermedad, que sólo hizo mella en sus facultades físicas durante los últimos meses, ha acabado con una vida dedicada fundamentalmente a la teoría y la práctica de la economía. Antes de la guerra civil, Millet estudió economía en Heidelberg y Londres, con maestros como Röpke y Hayek. Tras la guerra, la situación política y el escaso desarrollo de los estudios de economía no facilitaron su entrada en la Universidad, donde hubiera podido desarrollar su gran vocación docente e investigadora. No obstante, al no existir una facultad universitaria, en su despacho daba cursos privados a núcleos de barceloneses interesados por la economía. También en este periodo realizó un relevante estudio sobre la evolución de la agricultura española. Además, en los años cuarenta, fundó y dirigió durante muchos años las páginas de economía del diario La Vanguardia, pioneras en esta materia. En política, Millet fue un conservador, aunque como liberal y catalanista fue siempre antifranquista: participó activamente en las moderadas conspiraciones monárquicas inspiradas desde Estoril y fue uno de los más activos propagandistas del europeísmo, especialmente desde el Instituto de Estudios Europeos, del que fue presidente. Su principal referente político fue Cambó, con quien colaboró a distancia en la posguerra. Quiso, fuera ya de su tiempo y con escaso éxito, resucitar la antigua Lliga en los comienzos de la democracia. Fue presidente de La Caixa en la pasada década. Maestro de economistas y de políticos -asistieron a sus clases, entre otros, Jordi Pujol, Joan Reventós y Narcís Serra-, Millet ha sido un raro caso de coherencia ideológica y ética, lo que le ha llevado a ir casi siempre a contracorriente: liberal de Hayek cuando estaba de moda Keynes; demócrata cuando los conservadores eran franquistas; ilustrado y cosmopolita cuando sus amigos eran nacionalistas. Era el colaborador más antiguo de La Vanguardia y sus artículos, claros y pedagógicos, han sido enormemente influyentes en un amplio sector de la opinión pública catalana. Quizá su principal rasgo intelectual fuera su condición de liberal, de liberal de la Ilustración: Locke, Adam Smith, Montesquieu y Voltaire fueron sus grandes maestros. Después, los marginalistas austriacos y sus maestros directos: Von Mises, Röpke Hayek. Creo que fue el sutil Armand Carabén quien dijo hace unos años que en Cataluña los liberales eran sólo cuatro y mal contados: Trias, Fargas, Millet y Bel. Quienes hemos aprendido mucho de él siempre le agradeceremos su lección de honestidad intelectual y personal y le recordaremos siempre.

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