El PP ve «improcedente» una comisión sobre el contagio de hepatitis C

El PP ve «improcedente» crear una comisión de investigación sobre el contagio de hepatitis C en dos hospitales valencianos, solicitada ayer por el grupo parlamentario Esquerra Unida-Els Verds, tras acusar al consejero de Sanidad de actuar «con retraso». El portavoz de Sanidad del PP en las Cortes Valencianas, Alejandro Font de Mora, afirmó que la actitud del consejero de Sanidad, Joaquín Farnós, ha sido «encomiable», y acusó a la izquierda de «sectaria» por pedir su dimisión.

CC OO considera que el Gobierno valenciano tenía que haber buscado una solución de emergencia para los afectados. Además de CC OO y la Unión de Consumidores de España (UCE), EU-Els Verds ya ha anunciado que se personará como acusación popular en el juzgado que instruye el caso. Toda la oposición (PSPV-PSOE, EU-Els Verds y Nova Esquerra) ha pedido la dimisión de Farnós, que el próximo jueves comparece en las Cortes Valencianas para explicar las actuaciones desde la aparición de los primeros casos. El portavoz de Sanidad del PP en la cámara autonómica, Alejandro Font de Mora, calificó ayer de «encomiable» la actitud del consejero y acusó a la izquierda de «sectaria» por solicitar su dimisión y «pretender salpicar al presidente Zaplana». EU-Els Verds había calificado de «irresponsable» al presidente por haber afirmado que todo estaba «bajo control» desde Orlando (EE UU) donde se encontraba de viaje con un nutrido grupo de empresarios. El portavoz de EU, Alfred Botella, considera que «lejos de aclarar lo ocurrido, el consejero Farnós ha contribuido a generar confusión con la insensatez que le caracteriza, además de actuar con retraso».

El director general de Salud Pública, Francisco Bueno, comparece hoy en el Consejo extraordinario de Salud de la Comunidad Valenciana (convocado por la fuerza al haberlo solicitado el 20% de sus integrantes) para trasladar a los sindicatos, las asociaciones de consumidores y usuarios, los portavoces vecinales y los empresarios, toda la información recabada desde las primeras denuncias de contagio. El juez que instruye el caso no ha tomado ninguna declaración hasta el momento, en espera de que concluya la fase sanitaria de la investigación.

Operación

Por otra parte, los expertos en Anestesiología y Reanimación consultados por EL PAÍS aseguran que la posición del anestesista en el quirófano, aislado por un paño estéril sobre un arco que le separa del campo quirúrgico, le permite ser invisible durante la mayor parte de la intervención. Ni el anestesista, ni el instrumental que utiliza, están estériles durante la operación. Situado habitualmente a la cabeza de la mesa de operaciones, el encargado de dormir al paciente está detrás de un arco, con la cabeza del enfermo a su alcance (salvo que la operación sea de nariz, por ejemplo, en cuyo caso se situaría a los pies del paciente). Este arco, cubierto por un paño verde, impide que el resto del personal sanitario que interviene en el acto quirúrgico vea lo que hace el anestesista: de modo que si se pinchase no lo haría a la vista de todos.

Si el anestesista está de pie, desde el llamado campo quirúrgico (donde todo está esterilizado) sólo se ve su cabeza; si está sentado, nadie ve lo que está haciendo, salvo el circulante, un profesional cuya función es suministrar material al instrumentista, y a quien el propio anestesista puede enviar a traer material.

Para la anestesia se utilizan analgésicos, anestésicos y relajantes (no se concibe un anestesista adicto a los anestésicos, puesto que se dormiría). Los analgésicos más frecuentes, empleados para anular el dolor, son la Dolantina, la morfina, el fentanylo (Fentanest) y el anfentanil (Limifen). Este último es diez veces más potente que el Fentanest, que es a su vez mucho más potente que la morfina.

Los expertos añaden que los analgésicos suelen estar envasados en ampollas individuales y no en frascos con tapón de goma, lo que excluye, en el supuesto contagio masivo de hepatitis C, la posibilidad de que otro anestesista haya podido utilizar, sin saberlo, un envase contaminado. Los anestésicos habituales son gases (protóxido N2O y halogenados como el forane), el Pentothal sódico (suministrado en vena) y el Diprivan.