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Entrevista:

«En la pobreza, la mujer lucha más que el hombre»

MadridMuhammad Yunus (Bangladesh, 1940) es llamado internacionalmente el banquero de los pobres por sus microcréditos de bajo interés, dirigidos sobre todo a mujeres del Tercer Mundo y extendidos ya por 52 países. Hoy pronuncia en Madrid una conferencia organizada por la Fundación de la Universidad Complutense, a la que asistirá la Reina, con quien Yunus almorzó ayer.

Pregunta. ¿Cómo nació su sistema?

Respuesta. En 1976, en Jobra, una aldea, comprendí que los pobres no entraban nunca en la economía. Los bancos no les prestaban porque ellos no podían pagar. Fundé el Grameen Bank, y empezamos con los microcréditos para que campesinos y artesanos compraran ganado o herramientas a menos del 1% de interés mensual. Hoy, sólo en Bangladesh, funcionamos en 37.000 de las 68.000 aldeas y llegamos a 2,3 millones de personas, el 94% de ellas mujeres.

P. ¿Qué tal miraron los hombres los préstamos a las mujeres?

R. No muy bien, al principio. Se escudaban en la religión, musulmanes e hindúes. Hubo que demostrar que la religión no dice nada del microcrédito y las mujeres. Es más, Mahoma se casó con una mujer de negocios, Jadicha. Si queremos superar la pobreza hay que atender a las mujeres. En la pobreza, las mujeres luchan más que los hombres. Pero ellos van aprendiendo: en aldeas donde trabaja el Grameen sabemos que quienes pegaban a sus mujeres ya no lo hacen, porque las mujeres, que ya ganan dinero, no se callan ante lo que les pasa a las vecinas, sino que afean la conducta del marido.

P. ¿Qué plazo tiene la gente para devolver el crédito?

R. En Bangladesh la tasa de alfabetización es muy baja, y en las mujeres apenas por encima del cero. Teníamos que hacernos entender, así que fijamos como plazo un año. Pero a quienes han pagado les damos préstamos adicionales o les bajamos el interés. En préstamos para viviendas, los tenemos de hasta 10 años.

P. ¿La angustia por pagar no paraliza a quien nada tiene?

R. Claro, el crédito crea obligación, pero se trata de que la gente no lo vea como carga, sino como instrumento. Todo negocio supone en puridad endeudamiento. Lo que buscamos es que las personas se responsabilicen: cada grupo de cinco se compromete a la devolución. El 97% devuelve el préstamo.

P. ¿Qué opina de la ayuda de iglesias y entidades humanitarias?

R. Estoy contra las donaciones. Estoy contra un Estado de bienestar que trate a la gente como animales en un zoo, alimentándolos y no dándoles la oportunidad de crear. Para mí, el capitalismo no es la empresa libre, sino la libertad para pensar y actuar. No admito la codicia como motor del capitalismo. Una empresa con conciencia social puede ser competitiva. No apoyo el camino exclusivo al beneficio: éste debe generar retornos sociales. Es un error querer resolver la pobreza con el mismo esquema con que la causamos. La gente tiene que poder ser creativa. El microcrédito sirve para salir a flote.

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