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Los historiales muestran que 41 contagiados de hepatitis fueron atendidos por otros anestesistas

Las autoridades no hallan explicación al hecho, que replantea las sospechas sobre Maeso

La Consejería de Sanidad no tiene una explicación para los 41 casos de hepatitis C detectados en el hospital público La Fe en los que consta que no intervino el anestesista Juan Maeso -cuya condición de portador del virus se conoció el pasado 3 de febrero-, sino otro profesional. Insiste, sin embargo, en que 8 de las personas infectadas en La Fe sí fueron anestesiadas por él, como otros 66 pacientes infectados y atendidos en la clínica La Salud. En ésta se han contabilizado hasta el momento 159 casos, y la Consejería de Sanidad asegura que no sabe el nombre del anestesista en muchos de ellos, porque se le han enviado partes en blanco; y en otros figura, en el lugar correspondiente al anestesista, una sociedad. No dijeron cuál.

Ayer, un día después de que Sanidad abriera expediente a siete facultativos por ocultar un brote de hepatitis C que ha afectado al menos a 217 personas, varios médicos de la clínica privada comparecieron en rueda de prensa para explicar que fue la condición de enfermo de hepatitis C del anestesista la que le separó de sus quirófanos. [A esa condición de enfermo de hepatitis C se une, según señaló en su día la Consejería de Sanidad, la de adicto a los opiáceos, sustancias que forman parte de las anestesias; de ahí que se le señalara como sospechoso de haber producido los contagios por el uso de la misma jeringuilla para las operaciones y para su consumo]. Los médicos comparecientes añadieron que cinco muestras de sangre de pacientes infectados fueron enviadas desde la clínica al Instituto Valenciano de Microbiología, y una de ellas incluía la sangre del propio anestesista. Los resultados demostraron que todos tenían el mismo genotipo -dato ampliado y confirmado después en el ACT-GENE de Evry (París)- Ninguno de estos médicos quiso explicar por qué no se enviaron más muestras, ni se pronunció sobre los 159 casos detectados en sus quirófanos.

Entretanto, varios de los médicos expedientados por Sanidad -uno. de los cuales está infectado también de hepatitis C tras haber sido operado en su propio centro- niegan haber ocultado información y estudian emprender acciones legales contra la consejería por tomar una decisión "arbitraria".

La Consejería de Sanidad sigue sosteniendo la tesis del contagio parenteral o sanguíneo -"de vena a vena", en palabras del consejero- y descarta que pueda deberse a partidas de plasma contaminado.

Buena parte de los casos detectados en la clínica La Salud, según fuentes del propio centro, corresponden a pacientes operados los lunes por la mañana, en intervenciones consideradas menores y en las que no era necesa ría una transfusión de sangre. Lo que sigue sin explicar la consejería es el origen del contagio en los 41 casos descubiertos en La Fe y en los que no intervino el anestesista infectado. Estos casos se están analizando uno a uno para ver si alguno de los pacientes tenía la enfermedad con anterioridad.

Identificar el equipo médico-quirúrquico que ha intervenido en una operación resulta sencillo en los hospitales públicos. En estos centros la práctica generalizada consiste en inscribir todos los datos de la intervención en un libro de quirófano -controlado por el personal de enfermeria donde consta toda la inforimación relativa al paciente, a su tratamiento y al equipo médico responsable. Además, se rellena posteriormente un parte de quirófano con el relato completo de la operación; allí nuevamente aparecen los nombres de los profesionales implicados. Una copia pasará a integrar la historia clínica del enfermo. En los centros privados esta práctica es desigual, según anestesiólogos consultados, ya que en muchas ocasiones el cirujano forma a su propio equipo y posteriormente pasa una factura al centro.

Varios de los médicos expedientados por la Consejería de Sanidad por haber ocultado la existencia de un brote de hepatitis C en los quirófanos de la clínica La Salud no sólo niegan tal extremo, sino que estudian pedir explicaciones a la consejeria, a la que alguno de ellos acusa de haber tomado una decisión "arbitraria y sin justificación". Y aportan como dato fundamental de que ignoraban lo que sucedía el hecho de que entre los expedientados se encuentre un afectado de hepatitis C.

En una huida hacia adelante, los médicos de la clínica que ayer comparecieron ante los medios de comunicación (no estaba presente ninguno de los expedientados, entre los que figura el director médico del centro), dijeron que la clínica no informó inicialmente a Sanidad de que el anestesista expulsado de sus quirófanos era portador del virus, en espera de que fuera él mismo quien lo hiciera (la hepatitis C es una enfermedad de declaración obligatoria).

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