El alcalde dice que si hubo negligencia en el Kursaal no lo ocultará

El alcalde de San Sebastián pidió ayer cautela a la hora establecer hipótesis sobre las causas que han originado el derrumbamiento de la escalera interior de acceso a los palcos del futuro auditorio del Kursaal el pasado domingo por la noche. Odón Elorza pidió discreción para evitar «hipótesis erróneas» y prometió que se van a reforzar los controles de calidad de la obra para conseguir una «perfección al cien por cien» y evitar de este modo que se produzcan nuevos fallos. «Si ha habido una negligencia no me voy a callar, porque este accidente ha podido ser grave. Dos días antes de su derrumbamiento yo mismo subí a la escalera junto a un grupo de invitados», afirmó Elorza ayer. El informe definitivo donde se establezcan las causas del accidente será presentado el viernes a la corporación. Entretanto, se suceden las reuniones técnicas de los estamentos implicados así como la del consejo de administración de la Sociedad Kursaal, que en la noche del lunes tuvo conocimiento de las hipótesis iniciales sobre lo ocurrido. Odón Elorza sólo precisó que las cifras que hasta ahora se han barajado sobre el coste del accidente no son muy elevadas, aunque se negó a precisar su cuantía para evitar las falsas alarmas.

Entre las hipótesis que se barajan parece cobrar más fuerza la que sitúa el fallo en los anclajes que sujetan la escalera a la estructura metálica de la fachada del cubo. Aunque no puede determinarse aún si el defecto de estos anclajes está en su fabricación -lo que podría implicar un error de cálculo- o en el hecho de que su colocación no se ejecutó de forma precisa. De todos modos, desde los despachos municipales se pide cautela a la hora de atribuir responsabilidades en el fallo técnico de la obra.

El alcalde insistió en afirmar que, pese a todo, no hay motivos para que disminuya la ilusión que esta obra había concitado en los ciudadanos a la vez que hizo votos para que recobre la normalidad y el ritmo que le permita estar definitivamente terminada para el verano del próximo año.

El arquitecto Rafael Moneo, diseñador de la obra, visitó anteayer el Kursaal poco después del derrumbe y no ocultó su «lógico disgusto» por el contratiempo.