El único mediador europeo aceptable para Washington

La del británico Tony Blair es la única mediación europea que Estados Unidos puede soportar en Oriente Próximo, un territorio cuya seguridad considera un asunto de "Interés nacional". El propio Blair insistio ayer en que sus gestiones no pretenden "cruzarse" con las de Washington, sino que, al contrario, son "complementarias". Y subrayó su papel de mensajero al invitar en nombre de EE UU a los líderes israelí y palestino a celebrar conversaciones en Londres el próximo 4 de mayo. La "complementariedad", basada en la amistad de Blair y Bill Clinton y en la fiel alianza británica con EE UU, es particularmente útil en este caso. Dada la manifiesta ''falta de química'' en las relaciones entre Clinton y Benjamín Netanyahu, Blair puede desempeñar un papel a la hora de convencer al líder israelí de que debe ser más flexible si se pretende desatascar el proceso de paz. Tras la última gira por la zona de Dennis Ross, la Casa Blanca llegó a la conclusión de que Netanyahu es el principal obstáculo para la salvación del proceso que auspicia la presidencia norteamericana desde comienzos de esta década.

EE UU contempla con frialdad los intentos de mediación en Oriente Próximo de la Unión Europea y con particular irritación las gestiones francesas impulsadas por Jacques Chirac. Pero es consciente de que palestinos y sirios desean una mayor implicación del Viejo Continente. Así que no tiene inconveniente en que Blair vista con ropajes europeos lo que no es otra cosa que el intento de reactivar el proceso apadrinado por los norteamericanos.

Como prueba de la complicidad entre Clinton y Blair, la Casa Blanca recordó ayer que el presidente norteamericano ayudó a Blair "de modo significativo" en la consecución del acuerdo de paz para el Ulster. Que Blair le eche ahora una mano a Clinton en Oriente Próximo entra "dentro de lo normal".