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Crímenes aún sin pagar

La muerte de Pol Pot no debe ser interpretada como el final de la historia de las atrocidades de los jemeres rojos, afirmó ayer Amnistía Internacional (Al). "El legado es un continuo cáncer en el corazón de Camboya y el fracaso en llevar a Pol -Pot y a los jefes de su Jemer Rojo ante la justicia se refleja en la continuación de las violaciones de los derechos humanos en Camboya", segun AI.Los cuatro líderes jemeres que aún viven son leng Sary, Khieu Shampan, Ta Mok y Noun Chea, leng Sary, cuñado de Pol Pot, estaba considerado número dos hasta su deserción hace dos años. En 1996 fundó un partido y encontró un modus vivendi con el Gobierno camboyano, que le conmutó una condena de muerte. Aunque se encuentra enfermo, vive como un potentado en la norteña ciudad de Pailin.

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Khieu Shampan es el autor de lo que pareció ser el esbozo de un plan para convertir Camboya en un país agrícola socialista. Se inició en la política con el rey Norodom Silianuk antes de unirse a los jemeres rojos. Más tarde trató de transmitir un aire moderado a la organización, pero actualmente es cómplice de Ta Mok. Éste, apodado el carnicero, es el responsable de la rebelión interna que ha acabado con la saga jemer. Noun Chea, aliado de Ta Mok, es el antiguo responsable de seguridad del régimen jemer y verosímilmente ejecutor de muchas de las purgas intemas.

Desde que China cortó la ayuda financiera a los jemeres en 1991, éstos subsisten gracias a la explotación, con la complicidad de Tailandia, de minas de piedras preciosas en Pailin. Declarados fuera de la ley en julio de 1994, los jemeres intentaron presentarse como combatientes antivietnamitas y acusaron a Hanoi de controlar al Gobierno de Phnoin Penh. Su dirección política ha hecho varios intentos por llegar a una solución negociada del cónflicto que permita la formación de un Gobierno de unidad nacional en Camboya. La guerrilla jemer boicoteó las elecciones que se celebraron en 1993 bajo la supervisión de la ONU y trataron de perturbar la votación.

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