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ACUERDO HISTÓRICO EN BELFAST

Blair descansa en Córdoba trás las tensas jornadas de Belfast

El líder británico, mejora su técnica guitarrística con su amigo Paco Peña

El programa de vacaciones en España del primer ministro británico, Tony Blair, ha empezado a cumplirse con retraso, pero siguiendo sus planes iniciales: breve saludo al matrimonio Aznar en el Coto de Doñana y unos días de descanso en Córdoba con su amigo el guitarrista Paco Peña. Tony Blair se bajó ayer de un helicóptero en el aeropuerto de Córdoba, con su mujer, Cherie, sus hijos y su suegra, recibió felicitaciones de la docena de personas que presenciaron su llegada y aseguró que viene con la intención de pasar tres o cuatro días en la ciudad. Fresco, relajado y vestido con la comodidad de un quinceañero, el mandatario británico ha dejado en su despacho de Downing Street las felicitaciones por el acuerdo de paz alcanzado entre católicos y protestantes en el úlster.El día no defraudó. Después de una Semana Santa gélida, el Domingo de Resurrección amaneció con el cielo azul y un sol que hizo resoplar a los cámaras de la BBC. Blair expresó su deseo de que este clima agradable le acompañe durante su estancia, para poder repetir, en lo posible, las delicias de su anterior visita, cuando, hace dos años, en un relajado anonimato, pudo ver procesiones, recorrer tabernas, visitar monumentos y degustar los sabores de Córdoba.

Esta vez será forzosamente distinto, aunque Blair ha procurado revestir su estancia de sencillez. Así, llegó hasta la casa de Paco Peña en una furgoneta conducida por el guitarrista, que acudió a recibirlo al aeropuerto acompañado de su esposa, la holandesa Karen. La familia Blair llegó de esta manera a la calle de Cabezas, a la vivienda del artista, en pleno vericueto de la Axarquía cordobesa, un lugar habitualmente tranquilo.

Un agente a cada lado de la calle -cortada al tráfico- y una escolta de media docena de policías eran la única señal extraña en la vida cotidiana de un barrio en el que alternan los solares deshabitados con las pequeñas tabernas y alguna que otra casa señorial en las que, siguiendo la tradición judía, no se aprecian más signos externos que un portalón, una pared bien encalada o una reja florida, pues la auténtica belleza se guarda dentro.

Vista la parquedad de su atención a los medios informativos españoles, sólo cabe concluir con los cuatro comentarios circunstanciales que hizo al bajarse del helicóptero: que lo ha pasado muy bien en el Coto de Doñana con la familia Aznar y que espera relajarse y descansar en Córdoba con su amigo y maestro de guitarra Paco Peña, con el que compartirá alguna velada musical y mejorará su técnica.

Paco Peña ha debido de pasar unos días de tensión ante el retraso de la llegada de su ilustre huésped por el alargamiento de las conversaciones sobre el Ulster. El guitarrista ya no podrá cumplir su programa turístico -había reservado rincones de casas particulares para que Blair contemplara discretamente el paso de las procesiones-, pero no ha visto defraudadas sus expectativas. Blair llega a Córdoba en un momento cumbre de su carrera política. Ayer, después de pasar seis horas juntos, los dos matrimonios salieron a tomar unos vinos por la judería antes de cenar.

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