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Entrevista:Juan Costa Climent | Secretario de Estado de Hacienda

"Las rentas altas harán mayor esfuerzo fiscal que las bajas"

Juan Costa, el secretario de Estado de Hacienda, acaba de dar a luz su proyecto de reforma del impuesto sobre la renta, la principal promesa electoral del PP. Asegura que los contribuyentes con más alto nivel de renta harán un esfuerzo fiscal mayor y que el impuesto será, por tanto, más progresivo que el actual.Pregunta. ¿Cómo explica que el Gobierno no cumpla su promesa de bajar el impuesto al 40%?

Respuesta. El programa electoral contempla unos compromisos de reducción del impuesto para todos los ciudadanos. El tipo máximo no es lo más importante de la reforma. Se ha considerado que un tipo del 48% es el adecuado, ya que se va a hacer un esfuerzo adicional en la reducción del déficit público, como figura en el Programa de Convergencia.

P. ¿Esta es la reforma para que el PP gane las elecciones del 2001 incluso con mayoría absoluta?

R. Éste es un impuesto que cumple un compromiso del Gobierno, en la misma medida que otros. Si los ciudadanos valoran adecuadamente nuestra gestión y creen que deben otorgarnos su confianza, será el resultado de toda la acción política del Gobierno. Este Gobierno, a diferencia de otros, cumple sus compromisos.

P. ¿Podría bajar más en el futuro, para acercarse a ese 40%?

R. En un futuro será el contexto internacional, la situación de las cuentas públicas y la opinión social lo que determinará la estructura de tipos impositivos.

P. El mensaje oficial de que el impuesto favorecerá a las rentas bajas ¿no es contradictorio con la base electoral del PP?

R. Un partido político al que en las últimas elecciones votaron 10 millones de ciudadanos españoles es un partido que responde a las inquietudes de la mayoría de la sociedad. El impuesto se ha diseñado para lograr mayor coherencia con los impuestos europeos, mejor tratamiento para las rentas salariales, especialmente las más bajas, y para facilitar la gestión y un mejor trato a la familia.

P. Pero la reducción media para las rentas bajas es menor que para las altas...

R. La progresividad de un impuesto no se puede medir en esos parámetros. Lo importante es el esfuerzo que se pide a las rentas altas en comparación con las bajas. Las rentas altas, con la reforma, van a hacer un esfuerzo superior al que harán las rentas bajas. El impuesto será más progresivo.

P. Pero al contribuyente lo que le importa es lo que se ahorra.

R. Lo que le va a importar es el esfuerzo que se le está exigiendo. Y hay que pedir un menor esfuerzo a los contribuyentes con rentas más bajas.

P. El tipo máximo, sin embargo, baja más que el mínimo...

R. Los tipos no son los únicos elementos redistributivos del impuesto. Este impuesto tiene tres factores que refuerzan claramente la progresividad. Uno es que mejora el tratamiento de las rentas salariales, otro es la fiscalidad de la vivienda y un tercero, el mínimo personal o familiar que va a adecuar el pago del impuesto a la capacidad económica real. Estos elementos son mucho más redistributivos que los actuales.

P. ¿No son contradictorias con esto las deducciones de la base imponible, que favorecen más cuanto más alta es la renta, mientras que las que se practican ahora en la cuota permiten a las rentas bajas reducir su carga fiscal?

R. No. En la base lo único que se hace es introducir elementos para medir la capacidad económica real del contribuyente.

P. Para eso sirve ahora el tramo a tipo cero actual.

R. No, porque no se tiene en cuenta si una persona es mayor, si es discapacitada, si tiene obligaciones a su cargo. No tiene la misma capacidad económica un contribuyente de tres millones de pesetas con tres hijos que uno que no los tiene. Igual ocurre con las rentas del trabajo, a las que se les permite una mayor deducción porque se considera que tienen una menor capacidad económica que alguien con rentas del capital.

P. Entonces ¿por qué se mantiene la tributación de las plusvalías al 20%?

R. Es un trato que garantiza la equidad porque un contribuyente que obtenga una plusvalía va a pagar en el impuesto sobre la renta, a diferencia de la situación anterior, cuando trascurrido un número de años no se pagaba. Ahora, a partir de dos años se paga el 20%. Es también un sistema similar al de los países de nuestro entorno. Y, por último, una tarifa pensada para rentas que se obtienen en un ejercicio no se puede aplicar a aquellas que son esporádicas.

P. ¿Es positivo que se fomente la burbuja especulativa, que se mueva mucho el dinero?

R. La especulación no es algo por lo que apueste este Gobierno. Frente a otros anteriores, cuando la especulación era un elemento social distintivo y positivo, este Gobierno apuesta por el esfuerzo y por la economía productiva.

P. ¿No sería mejor, desde este punto de vista, bajar más todavía a las rentas altas porque son las que tienen más capacidad de generar riqueza?

R. El Gobierno apuesta por beneficiar al conjunto de los ciudadanos en función de situaciones objetivas. El IRPF afecta a 30 millones de españoles y debe beneficiar a todos ellos. Los que más protección merecen son los de rentas bajas, los asalariados, los pensionistas y las familias.

P. ¿Está usted hablando de la reforma que debería hacer un Gobierno socialista?

R. No es cuestión de ideologías. Hay quien es capaz de hacerlo y quien no. El PSOE tuvo su oportunidad y fue incapaz. El Gobierno del PP, que confía más en las posibilidades de la sociedad española, sí que es capaz.

P. ¿Es lógico hacer esta rebaja de impuestos cuando a la vez se piden más ayudas de la UE?,

R. No veo que otros países que tengan derecho a percibir fondos estructurales hayan renunciado a reformar sus sistemas fiscales. La nuestra es necesaria para mejorar nuestro potencial de crecimiento económico, para crear más empleo, garantizar que pagan más quienes más tienen y luchar contra el fraude.

P. La oposición frontal de la izquierda y los sindicatos a esta reforma ¿responde a un rechazo social?

R. Los ciudadanos comprobarán que el impuesto baja echando sus cuentas. La sociedad cree que es necesaria una reforma del actual impuesto, porque es injusto y penaliza el empleo, porque no garantiza que paguen más quienes tienen mayor capacidad económica. La oposición, por su parte, no da alternativas.

P. ¿Piensa ganar este pulso?

R. El Gobierno cree que esta reforma es necesaria y que sus efectos positivos se van a notar en términos de empleo y de justicia. No es cuestión de ganar pulsos.

P. ¿Y las críticas de los empresarios?

R. Este Gobierno ha llegado a acuerdos importantes con los sindicatos y con los empresarios. Pero hay cuestiones en las que podemos no estar de acuerdo. Espero que haya una percepción adecuada del impuesto cuando se analice a fondo.

P. ¿Tienen que bajar los salarios porque el Gobierno reduce el impuesto?

R. La reforma va a introducir un aumento de la renta disponible de las familias y, sobre todo, de los asalariados. Esto hay que tenerlo en cuenta, aunque no son cuestiones totalmente ligadas.

P. ¿Van a bajar mucho las retenciones el año que viene?

R. Bajarán. El margen es el que establece el Programa de Convergencia, dos décimas del producto interior bruto [PIB], aunque dependerá del resto de la política presupuestaria. Será una reducción significativa para los contribuyentes con rentas bajas.

P. ¿Hay que esperar un recorte del gasto social o en infraestructuras?

R. Hay dos maneras de entender el asunto. Una es la que durante 13 años desarrolló el PSOE, que consistía en subir impuestos, destruir empleo y poner en peligro el gasto social. Otra es apostar por el crecimiento de la economía y la creación de empleo. Ésta última es la mejor garantía para consolidar los niveles de recaudación y el gasto social. Hemos hecho ya un esfuerzo importante en sanidad o en pensiones y educación. No sólamente no se va recortar el gasto social sino que se va a mantener la política del Gobierno.

P. ¿Y subir otros impuestos?

R. Descartado.

P. ¿Es lógico que los empresarios tributen por el rendimiento supuesto y los trabajadores paguen hasta por la última peseta?

R. El actual sistema de módulos debe afectar a las empresas muy pequeñas, de forma que contemple lo más posible la realidad de sus beneficios. En este sentido, hemos introducido limitaciones y hemos mejorado la manera de medir los beneficios.

P. ¿Por qué no se ha acercado el tipo máximo al 35% para evitar que las grandes fortunas eludan el IRPF y paguen por sociedades?

R. La manera de garantizar que se pague el IRPF no es aproximar el tipo máximo al del impuesto de sociedades. Hay muchas otras medidas. Lo más importante es el esfuerzo que tiene que hacer Hacienda para garantizar que quienes deben tributar por el IRPF lo hagan.

P. ¿Sería positivo eliminar las retenciones sobre el capital para evitar huida de capitales?

R. Para evitarlo hay que adoptar medidas que partan de reconocer la libertad de movimiento de capitales y desarrollar un marco fiscal similar al de nuestros socios europeos. También, impulsar que en la UE se alcance un acuerdo.

P. ¿No será complicado introducir una compensación a quienes salgan perjudicados con la nueva fiscalidad de la vivienda?

R. Lo que se hace, al contrario, es introducir una mayor sencillez en el impuesto. Se garantiza que los españoles no vamos a financiar la compra de viviendas de lujo; que la ayuda fiscal va a ser más elevada en términos relativos para los contribuyentes con rentas más bajas., La hipoteca media está entre las 500.000 y las 600.000 pesetas al año, y ésta es la parte que va a tener un incentivo superior. Se va a ayudar de manera especial el primer año y el segundo, que es cuando se tienen más gastos. El sistema va a ser más justo. Pero para evitar que cualquier contribuyente, por su situación particular, pueda resultar perjudicado se establece esa compensación económica. Sería más complejo mantener sistemas transitorios.

P. Con el euro y el nuevo IRPF, ¿es el momento de dar alguna facilidad para que aflore el dinero negro?

R. A los defraudadores no se les puede perdonar el pago de sus impuestos, como hizo el anterior Gobierno socialista. Deben pagar lo que no han pagado, ni una peseta más ni menos, aparte de las sanciones que correspondan en cada caso. No vamos a hacer una amnistía fiscal.

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