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Hamás acusa ahora a la policía de Arafat de torturar hasta la muerte a su jefe militar

La Autoridad Palestina (AP) de Yasir Arafat, que cada día pierde más el control de la calle frente al grupo radical Hamás, se ve acosada de nuevo por esta organización debido a la muerte en extrañas circunstancias del jefe militar del grupo, Mohiedín al Sharif. Según el dirigente de Hamás en Gaza, Abdel Aziz Rantisi, fue la propia AP la que asesinó al activista de la organización durante las torturas a las que fue sometido tras ser detenido, y luego, para encubrir los hechos, aparentó que había sido víctima de un atentado. Inicialmente, Hamás había acusado al Gobierno israelí de la muerte de Al Sharif y, a pesar de las nuevas revelaciones, sigue amenazando a Israel con realizar nuevos atentados.

El cadáver de Al Sharif, que era uno de los principales fabricantes de bombas del grupo, fue hallado hace una semana entre los restos de un automóvil que hizo explosión en la ciudad palestina de Ramala, pero la autopsia reveló que había fallecido de varios disparos tres horas antes de la deflagración. Durante un acto celebrado en la Universidad Islámica de Gaza, Abdel Aziz Rantisi aseguró que miembros de los Servicios de Seguridad Preventiva de la AP detuvieron a Al Sharif, conocido como el segundo ingeniero, y lo sometieron a torturas que le causaron la muerte. Posteriormente, según el dirigente de Hamás, el cadáver fue colocado en un automóvil y la policía palestina simuló que había sido víctima de una bomba por disputas internas. [Interrogado por la policía palestina respecto a las declaraciones suyas a ese respecto que ayer publicaba el diario Jerusalem Post, Rantisi aseguró anoche haberlas "desmentido de forma categórica informa la agencia France Presse. "Yo no acuso a la Autoridad Palestina sino a los sionistas", manifestó el líder de Hamás.]El Gobierno israelí ha negado insistentemente cualquier relación con el asesinato. El jefe de los servicios secretos interiores (Shin Bet), Amil Ayalon, se reunió con Arafat durante el fin de semana para reiterar su postura. El Gobierno de Netanyahu ha presentado como aval al Departamento de Estado norteamericano, cuyo portavoz, James Rubin, aseguró que creía la versión israelí.

Para Yasir Arafat, la situación se ha convertido en extremadamente embarazosa. Después de criticar en múltiples ocasiones los métodos de guerra sucia israelíes, si se probasen los hechos, los grupos radicales tendrían nuevos argumentos para acusarlo de ser un lacayo de Israel, y de utilizar sus mismas armas en la lucha contra las organizaciones islámicas radicales.

Hamás, que se opone al proceso de paz con los israelíes, mantiene un pulso con Al Fatah, la organización política de Arafat, por el control de los organismos electos de Cisjordania y Gaza, y ha conseguido derrotarla en varias votaciones para instituciones sociales y universitarias. La organización radical ha capitalizado la falta de dividendos de las negociaciones con los israelíes y la represión de la policía de Arafat contra toda voz crítica a la política de la Autoridad Palestina.

Además, Hamás dispone de una extensa red social que presta asistencia benéfica y hospitalaria a los palestinos más necesitados. Frente a este brazo protector, la población palestina contempla, casi con resignación, cómo los dirigentes de la autonomía que preside Arafat se enriquecen rápidamente, en medio de acusaciones de una corrupción galopante denunciada incluso por el propio Parlamento palestino.

Las sospechas de que Al Sharif fue asesinado por la policía palestina contribuyen a incrementar el apoyo popular de Hamás. La organización ha tratado de capitalizar la muerte de su dirigente y cuestiona la detención posterior de una veintena de sus simpatizantes, con información sobre su identidad, que, dice, "sólo ha podido ser obtenida mediante torturas". Abdel Aziz Rantisi, ante miles de seguidores, preguntó a Arafat por qué detiene a miembros de Hamás cuando es su organización la víctima.

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Por otra parte, el jefe de la delegación palestina en las negociaciones de paz con Israel, Saeb Erekat, ha asegurado que la AP acepta "en principio" la propuesta estadounidense para la segunda fase del repliegue israelí de Cisjordania. Aunque la AP exige la retirada de Israel del 30% de las zonas rurales cisjordanas, el plan norteamericano propone un repliegue del 13,1%. Las mismas fuentes señalaron que "la AP no volverá a negociar sobre una propuesta que ya ha aceptado en principio".

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