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Rusia reitera que venderá misiles a Chipre y Grecia, pese a las amenazas de Turquía

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, reafirmó ayer que seguirá adelante con la venta de misiles a Chipre, pese a la oposición de Turquía. Yeltsin transmitió al ministro de Defensa de Grecia, Akis Tsohatzopoulos, la determinación de cumplir el contrato firmado con Chipre para venderle los cohetes S-300 de defensa antiaérea. Entretanto, los Quince firmaron ayer, en Bruselas, el inicio formal de las negociaciones de adhesión a la Unión Europea (UE) con Chipre y cinco países de la Europa oriental, haciendo oídos sordos a las amenazas de Turquía de anexionarse progresivamente el norte de la isla mediterránea, que desde 1974 ocupan 35.000 soldados turcos.

El inusitado hecho de que el líder ruso recibiera ayer a Tsohatzopoulos demuestra el gran interés del Kremlin en desarrollar la cooperación con Atenas. Turquía, el único país que reconoce a la República Turca de Chipre del Norte (RTCN) y que tiene emplazados allí unos 30.000 soldados, se opone categóricamente a que Rusia venda los S-300 a Chipre, y advirtió que el emplazamiento de los misiles tierra-aire rusos puede conducir a un nuevo enfrentamiento bélico.La isla de Chipre está dividida desde 1974, cuando el Ejército turco invadió la parte norte. La República de Chipre, con un Gobierno grecochipriota reconocido internacionalmente, tiene cerca de 10.000 soldados.

Los rusos desean vender también a Grecia los misiles S-300, para lo cual participarán en un concurso en el que tendrán que competir con los misiles estadounidenses Patriot. Aunque éstos se hicieron famosos durante la guerra del Golfo, Moscú asegura que los S-300 son superiores.

En cuanto al millonario contrato con Chipre, los S-300 deberían comenzar a emplazarse en la isla el próximo julio. Los turcos insisten en que este sistema antiaéreo ruso modificará, a favor de la alianza militar entre Grecia y Chipre, el actual equilibrio de fuerzas en el Mediterráneo oriental.

Entretanto, en Bruselas, los Quince minimizaron ayer las amenazas turcas a la futura adhesión de Chipre a la UE. "Todo esto hay que analizarlo con mucha sangre fría", manifestó el ministro de Exteriores francés, Hubert Védrine. Con estas palabras quitaba hierro a las declaraciones realizadas el lunes por su colega turco, Ismail Cem, en las que auguraba "una escalada" en el Mediterráneo oriental y prometía seguir con la estrategia de una progresiva absorción del Norte turcochipriota si la UE perseveraba en la estrategia de integración de la isla.

El ninguneo de Védrine a Ankara resultó sintomático por cuanto ha sido París quien, en solitario, ha puesto palos en las ruedas al inicio de las negociaciones con Chipre, retirándolos cuando Atenas amenazó con bloquear la ampliación a los otros candidatos.

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Francia patrocinaba a Chipre: fue en 1995, bajo su presidencia, cuando la UE se comprometió a abrir la negociación seis meses después de acabada la reforma del Tratado de Maastricht. Ahora procura obstaculizarla, alegando que Grecia bloquea las ayudas financieras prometidas a Turquía, deteriorando así la credibilidad de los Quince y rompiendo el equilibrio entre las ofertas a Turquía y Chipre. Tras ese razonamiento se esconde el escozor porque Nicosia ha sustituido a París por Moscú como suministrador de misiles (antes empleaba los famosos Exocet) y los intereses de un creciente comercio de armas con Ankara, como sucede con España. El comisario Hans van den Broek aconsejó a Turquía que "no continúe realizando declaraciones que no ayudan" y lamentó que el diálogo UE-Ankara esté roto.

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