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Chernomirdin anuncia su candidatura al Kremlin

Hasta el lunes, Víktor Chernomirdin vivía como un político a la sombra de Borís Yeltsin. Desde ayer, el ex primer ministro juega por libre. "La decisión es mía", dijo en una entrevista concedida a la primera cadena de la televisión pública (que controla el magnate Borís Berezovski), en la que este antiguo aparatchik, de 59 años, anunció que será candidato a la jefatura del Estado ruso en el año 2000. Aunque Chernomirdin declaró que su decisión fue coordinada con Yeltsin y que sacó la impresión de que el presidente la apoya, aclaró que no puede decir que sea el sucesor designado.

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Cuando Serguéi Darienko, el director del programa televisivo Vremia (Tiempo), le preguntó si, a partir de ahora, tras ser despedido por el presidente después de más de cinco años en el cargo, iba a ser cien por cien independiente o si por el contrario pensaba continuar fiel al poder, Chernomirdin, tranquilo pero enérgico, respondió que eso dependerá de las circunstancias, pero que no se siente atado por nada y no tiene intención de permanecer en la sombra de nadie."La decisión es sólo mía", espetó cuando se le preguntó si se considera el sucesor oficial designado por Yeltsin. "Cuando el presidente lo considere necesario ya dirá quién es su candidato"."¿Y si no es usted?", insistió Darienko. La respuesta fue: "Yo he tomado ya mi decisión y no retrocederé". "¿Se sintió ofendido por la forma en que se produjo su destitución?", preguntó después el periodista ruso. "Si digo que no, seguro que no me creerían", replicó con cierta ironía Chernomirdin.

Entrada la noche, aún no había ninguna reacción oficial, pero la agencia Itar-Tass citó a un "alto funcionario" según el cual el Kremlin considera lógica la decisión y no cree que suponga una ruptura con Yeltsin.

Chernomirdin ha dado el paso más arriesgado de una carrera caracterizada por jugar siempre sobre seguro. Ahora tendrá que demostrar si, además de su habilidad para superar crisis, forjar compromisos y no ganarse enemigos entre los líderes de los partidos rivales, tiene en su equipaje el carisma y el tirón popular imprescindibles para ganar los votos. Lo que difícilmente podrá sacarse de la manga serán la elocuencia y el dominio de la sintaxis, dones muy de agradecer en campaña electoral pero que la madre naturaleza tuvo la crueldad de negarle, aunque anoche, por televisión, estuvo mejor que de costumbre.

Su salto a la palestra se antoja prematuro, si se tiene en cuenta que su clientela electoral debería ser la que apoya la vía reformista y que, teóricamente al menos, ése es el bando que ha dirigido duante los últimos cinco anos y res meses. En tal territorio, nadie se había atrevido hasta ahora mover ficha porque no se ha resuelto la principal incógnita: si el propio Yeltsin se presentará o no la reelección. Una duda con la que el presidente juega habilmente manteniendo la respuesta en el limbo.

El problema de Chernomirdin es que,fuera del Gobierno, su papel quedaba muy desdibujado, ya que ni siquiera el liderazgo de Nuestra Casa es Rusia -que difícilmente puede seguir siendo ya considerado como el partido del poder- le garantiza la dosis de notoriedad imprescindible para seguir en candelero y conservar su imagen de líder nacional. Por lo pronto, su programa semanal por televisión, en el que contestaba preguntas llegadas de todo el país, se ha suspendido fulminantemente.

Esa carencia es la que, probalemente, le ha llevado a una puesta tan llena de riesgos, enre ellos el de quemarse prematuamente. No sería de extrañar que, siguiendo el ejemplo del ex vicepresidente Alexandr Rutskói del ex general Alexandr Lébed, buscase reforzar su papel dispuando en las urnas, si se presenta a oportunidad, la gobernación de una provincia importante.Afrontar el peligro de perder, lo que sería su muerte política, supondría su primer acto como auténtico líder en un escenario cuándo menos formalmente democráticó.

El papel del presidente

En tanto no se aclare si el supuesto apoyo de Yeltsin es o no real, la hipótesis más verosímil sigue siendo que éste se lo quitó de enmedio porque sospechaba que estaba haciendo su propio juego con la vista puesta en el Kremlin. En su reciente viaje a Estados Unidos, tanto él como Al Gore se comportaron casi como futuros presidentes, pero había una notable diferencia entre ambos: que Clinton no puede aspirar a un tercer mandato y Yeltsin tal vez sí, contando con un dictamen favorable del Tribunal Constitucional.El anuncio de Chernomirdin ha eclipsado al menos por un día la estrella del primer ministro designado, Serguéi Kiriyenko, de 35 años, qué se prepara para someterse al dictamen de la Duma. La amenaza de disolución lanzada por Yeltsin si se rechaza a su candidato fue comentada también anoche por Chernomirdin, quien señaló que supondría que "el año 98 se perdería para Rusia" y que "Yeltsin debería entenderlo así", antes de tomar una decisión tan drástica. Más información en Domingo

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