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Blair presenta su modelo de Estado de bienestar como una nueva cruzada social

Con la promesa de corregir los errores que impidieron "la histórica misión de crear una sociedad más justa y próspera", el primer ministro británico, el laborista Tony Blair, expuso ayer su ambicioso plan de reformas del Estado de bienestar que, según dijo, debe estar basado en los principios de "trabajo y seguridad". Blair presentó ante la Cámara de los Comunes la largamente esperada estrategia para erradicar la pobreza, impulsar la capacidad productiva e inspirar una filosofía equitativa en la justa distribución de beneficios empresariales. Lo hizo con un tomo en la mano titulado El Libro Verde: las nuevas ambiciones de nuestro país y un nuevo contrato para el bienestar.

El documento resume el dogma de los nuevos laboristas desde que llegaron al poder en mayo de 1997 después de 18 años de Gobiernos conservadores.El Libro Verde formula ideas para amalgamar las políticas de empresas públicas y privadas a fin de garantizar jubilaciones dignas, tratamiento médico adecuado para los desempleados y un respiro para sus herederos, generalmente endeudados hasta las cejas dentro del sistema capitalista.

Son treinta los objetivos identificados por los laboristas para su gran cruzada social que, esperan, revolucionará al Reino Unido para inyectarle ímpetu a su vocación dirigente en el nuevo concierto europeo. Entre los objetivos figuran el aumento de las ayudas sociales a las familias necesitadas, la supresión del fraude en los subsidios de vivienda y el apoyo a planes educativos con salida laboral.

La visión de un país con pobres bien atendidos, con una niñez bajo tutela y una vejez llevadera será sometida a lo que Blair describe como índice periódicos de revisión y constatación de progreso. Los "índices de progreso" serán como las libretas escolares del propio Gobierno laborista. Con ellas se medirá el alcance y efecto de sus medidas bien intencionadas que la oposición conservadora mira todavía con sorna.

"Es el nuevo comienzo de un debate, no una conclusión", declaró Tony Blair, que obviamente quiere discutir en el más amplio ámbito posible los alcances de una reforma que aspira a reemplazar los anhelos socialistas de antaño y reinterpretarlos para la sociedad de consumo de hoy.

"Los principios que guían nuestra misión son claros", afirmó Blair con un perceptible aplomo que varios analistas dicen que deriva de su exitosa visita el pasado martes a París, donde saboreó una popularidad europea que contrasta con el escepticismo doméstico. "Queremos reconstruir el sistema en torno al trabajo y la seguridad. Trabajo para los que pueden trabajar. Seguridad para aquellos que no pueden trabajar".

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El primer ministro, cuya doctrina de "compasión sin perder la dureza" ha sorprendido bastante a la izquierda trabajadora y la élite pensante, dijo que las reformas del Estado de bienestar ya están al alcance en la forma del "nuevo contrato para los desempleados" y los beneficios contenidos en los principios postulados en el nuevo presupuesto presentado esta semana con el énfasis en las inversiones para los proyectos de educación y los servicios médicos.

El Libro verde que Blair llevó a la Cámara de los Comunes fue en realidad un prólogo a las profundas reformas que los laboristas tienen en mente para desterrar un sistema de privilegios para los ricos y cortés pero cruel amnesia hacia los pobres, una filosofía que el electorado británico desechó con su repudio a casi dos décadas de gobierno conservador en los comicios de mayo pasado. Blair tuvo el cuidado de advertir que las reformas no son fáciles. Pero dijo que son "vitales" para redescubrir "el verdadero propósito nacional" cuya identificación, subrayó, será "el modelo para el siglo XXI.

Áreas específicas

Blair identificó áreas específicas que, a su juicio, deben ser tomadas inmediatamente en cuenta. Una de ellas tiene que ver con el abismo de pobreza que instala a los jubilados y la niñez en el escalón más bajo de ingresos y posibilidades. Otro, con el sistema que tan a menudo ha desanimado a la gente a abandonar la seguridad social para incorporarse al sistema laboral. Finalmente está el enraizado sistema del fraude: la gente que vive de los beneficios sociales sin contemplar el valor y necesidad de su concurso en la fuerza laboral.En suma, Blair propuso una revisión honesta de las posibilidades del Reino Unido para recuperar su sitio en el altar del sistema de bienestar social, pero con la exigencia activa de prescindir del lastre que suponen los aprovechadores, sus demandas de holgazanería y los pretextos físicos y sociales que a menudo engatusan a un sistema de seguridad social a punto de caer en la categoría más ínfima de vulnerabilidad ante la farsa.

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