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Crítica:CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La gran orquesta del Covent Garden

Un nuevo concierto extraordinarorio de Juventudes Musicales de Madrid nos ha traído a la Orquesta de la Real ópera del Covent Garden, dirigida por Yuri khronovitch, en lugar del anunciado Bernard Haitink, que se encuentra hospitalizado a causa de una lesión cardiaca Haltink pertenece a la estirpe de Van Beinum mientras que Ahronovitch, tres años más joven, procede del recientemente aplaudido Kurt Sanderling. La formación londinense es excelente y más que una colectiva exhibición nos muestra una efectiva profesionalidad en todas las individualidades y secciones.No modificó Ahronovitch el programa anunciado, así es que tras una obertura de Los maestros cantores, casi gloríficantes por rotundidad y brillantez, tuvimos una formidable interpretación del Concierto para violín de Chaikovski. Fue solista el búlgaro Vasko Vassilev, concertino de la orquesta que, tras erigirse en protagonista del concierto, pasó a ocupar el primer pupitre en Vida de héroe, de Strauss. En ambos casos aplaudimos todos largamente a este joven virtuoso del siglo XXI.

Orquesta del Covent Garden

Alironovitch, director. Solista: Vassilev. Obras de Wagner, haikovski y Strauss. Auditorio nacional. Madrid, 24 de marzo.

A partir de una sensibilidad que determina un sonido bellísimo y de gran refinamiento, Vassilev hizo música alta, fraseó con depuración y se comunicó con la audiencia con extraordinaria expresividad. Los tres tiempos chal kovskianos -estructural el primero, intimista el segundo y filopopularista el final-resplandecieron en el instrumento Amati de 1705 que posee Vassilev.

Excelentes intérpretes chaikovskianos, Ahronovitch y la orquesta londinense colaboraron con el solista en pie de igualdad e identidad. Luego, en Vida de héroe, de Strauss, se reveló un Ahronovitch de gran aliento y rica imaginación dinámica, colorista y afectiva.

Esta música, grande e inicialmente narrativa, vale por sí misma y ya decía Strauss que bastaba saber que hay un héroe y unos detractores. Desde tal afirmación y negación, la célebre "lujuria orquestal" constituye el principio básico de una dramaturgia sonora abstracta y formidable. En resumen: gran concierto y grandísimos orquesta, solista y maestro.

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