El suministrador de los surtidores califica de "cuento chino" la versión del Grupo Villanueva
El ex representante de la empresa Waine, de EE UU, niega haber vendido los 'bichos'
Javier Barajas, ex representante en España de la casa de surtidores Dresser Waine, de EE UU, ha declarado a EL PAÍS que no suministró a Francisco Javier Villanueva los aparatos presuntamente utilizados para cometer el fraude de las gasolineras, contra lo que aseguró éste ante el juez. Barajas califica de "cuento chino" la versión del empresario, según la cual estos artilu gios servían para conservar el registro de la gasolina en caso de corte del fluido eléctrico. "Si se va la luz", afirma, "lo que hace falta es una batería, no un sistema que pueda alterar la medida del combustible.
Tanto los directivos del Grupo Villanueva, el 28 de enero, como sus mecánicos, el pasado miércoles, declararon al juez Andrés Gutiérrez Gil, ante quien comparecieron como imputados, que el sistema presuntamente fraudulento descubierto en varias gasolineras tenía como finalidad conservar el registro de litros vendidos si se interrumpía el fluido eléctrico.Villanueva reconoció que la Administración nunca fue informada de la existencia de este mecanismo, cuya instalación -que incluía la apertura de rozas bajo el pavimento y el tendido de un cableado desde los surtidores hasta un habitáculo oculto en el interior de la gasolinera- corrió a cargo de su propio equipo de mecánicos.
Cuando se le preguntó quién le facilitó estos aparatos, que en el sector se conocen como bichos, el empresario se remitió a una compañía que ya no opera en España. Según su versión, hace 14 años compró una partida de surtidores de la marca Waine y, tras comprobar que el cómputo de la gasolina vendida se perdía al irse la luz, planteó este problema a la casa norteamericana, que le suministró 15 o 20 aparatos como los ahora descubiertos.
El sistema, agregaron los mecánicos, se mantuvo cuando los antiguos surtidores fueron sustituidos por los de la marca Cetil, a la que tampoco se puso al corriente de la existencia de los artefactos, pues ellos se encargaban de su mantenimiento.
Esta versión, sin embargo, ha sido negada a EL PAÍS por Julián Barajas, ex directivo de la empresa Harri Walker, ya desaparecida, que a principios de los ochenta tenía la representación en España de Waine.
Barajas afirma que, efectivamente, vendió una partida de surtidores a Villanueva hace 14 años, pero niega que le suministrase los artefactos presunta mente fraudulentos. Además, califica de "cuento chino" la explicación del empresario, pues, "si se va la luz, lo que hace falta es una batería, no un sistema que pueda alterar la medida del combustible servido", al derivar fuera del surtidor los impulsos eléctricos que van desde el emisor al contador utilizado para cobrar al cliente.
El precedente de 1986
Por otra parte, el ex presidente de Campsa José Luis Díaz Fernández dijo ayer ante la comisión de la Asamblea de Madrid que investiga el presunto fraude de las gasolineras que, durante su etapa al frente del monopolio, de 1985 a 1995, descubrió "varios casos" similares a los denunciados ahora.Citó como ejemplo una estación de servicio de Salamanca donde se detectó en 1986 un mecanismo fraudulento consistente en "un tubito puesto al final de la manguera de gasolina que se accionaba desde un interruptor situado en el despacho del encargado y por el que se retenía un 5% del combustible sumistrado". Campsa, según explicó, llevó al empresario a los tribunales y tardó un año en conseguir que se le retirase la concesión.
José Luis Díaz aseguró que estos casos de fraude eran "muy extraordinarios", no generalizados, y fueron descubiertos gracias a las "muy buenas y eficaces inspecciones que realizaba Campsa". Díaz recomienda a las administraciones autonómicas, que ahora tienen la competencia inspectora, que realicen controles "muy serios y exhaustivos", sin aviso previo y rotando a los inspectores.
De su lado, el director de la Escuela Técnica y Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid, Javier Uceda, a quien la Administración regional encargó un estudio sobre el presunto fraude tras la denuncia de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), reconoció ayer que hay "muchas y variadas" formas de manipular los surtidores.
"Es posible manipularlos, con cableado adicional o sin él. Pero igual que se pueden manipular", agregó, "es absolutamente posible detectar la manipulación, siempre que se cuente con los métodos necesarios".
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