_
_
_
_

La cartilla del paro y el satélite de DudáIev

De lo secreto y de lo desconocido surge a veces el esperpento. Durante las cuatro reuniones celebradas en Madrid entre los representantes de los GRAPO -algunos, de ellos dirigentes del PCE(r) en la clandestinidad- y dos agentes del Cesid se produjeron escenas que no dejan de tener su gracia. Si no fuera, claro está, porque allí se estaba tratando de la disolución de una banda terrorista con más de 80 asesinatos desde el 1 de octubre de 1975.Además de los grandes conceptos -fin de la violencia, libertad para los presos, autodisolución de los GRAPO-, unos y otros pusieron sobre la mesa aspiraciones más pequeñas, pero no por eso menos fundamentales. Los presos pidieron que, una vez en la calle, querían tener derecho a médico y a cartilla del paro, que la libertad en ayunas tiene un sabor muy amargo. Algunos de los presos que acaban de salir en libertad después de más de 20 años en prisión se encuentran ahora con un panorama desolador: ancianos, sin trabajo y con miembros de su familia en el desempleo. De ahí que Manuel Pérez Martínez, Camarada Arenas, llegara a escribir: "En 1999 habrá más de una docena de nosotros con la condena cumplida y dentro de cinco años seremos más de una treintena en la calle. ¡Y muy cabreados!".

Más información
El Gobierno ofreció a los GRAPO liberar a 30 presos a cambio de su disolución

Los agentes del Cesid, por su parte, solicitaron una entrevista con el camarada Arenas, desde 1975 secretario general del PCE(r) y en la actualidad -se supone- escondido en Francia. Ante tal petición, los representantes de los GRAPO desconfiaron y dijeron enseguida que no. Temían que todo fuese una estratagema para capturar a Arenas, aunque en la actualidad no tiene ninguna causa abierta.

Los agentes del Cesid insistieron, y dijeron que se conformarían con una entrevista telefónica con el líder del PCE(r). "Un teléfono es fácilmente localizable", replicó un miembro del GRAPO. "Bueno, pues podemos hablar con él a través de un teléfono móviL", se conformó uno de los enviados del Gobierno. "¡Sí, hombre!", vino a zanjar el grapo, "¡para que le pase lo que a Dudáiev ... !".

Dzhojar Dudáiev, el líder independentista de Chechenia, fue asesinado en abril de 1996 por un misil ruso mientras hablaba por un teléfono conectado a un satélite. La señal fue detectada por el espionaje de Moscú y un misil disparado desde un avión ruso terminó con Dudáiev, en una conjunción perfecta entre la tecnología más avanzada, el espionaje clásico y miles de millones de inversión. Los agentes del Cesid, ante la estrafalaria sospecha del militante de los GRAPO, no pudieron evitar una carcajada.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_