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Presunción de inocencia y patente de corso

Las críticas que hizo ayer José María Aznar en Montevideo a los juicios paralelos en los medios de comunicación y a los jueces estrella recuerdan otras similares de Felipe González cuando este último era el presidente del Gobierno, pero están en las antípodas de las declaraciones del propio Aznar como líder de la oposición.En octubre de 1991, González afirmó que los jueces "no tienen patente de corso". Lo dijo para respaldar a su entonces ministro del Interior, José Luis Corcuera. En enero de 1993, ya con el caso Filesa en marcha, fue más allá y aseguró que hay una crisis bastante generalizada de la justicia y, "en muchos casos, la presunción de inocencia prácticamente desaparece".

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Aznar, en cambio, veía las cosas de otra forma. En octubre de 1995, tras el suplicatorio para José Barrionuevo por el caso GAL, opinó que ello implicaba indicios de culpabilidad. Ayer no vio indicios de corrupción por el suplicatorio para Tomey.

Claro que el caso Tomey, los ejemplos de enchufismo y contratos de familiares en Galicia, o las irregularidades urbanísticas en Canarias incumplen un mandato que el propio Aznar dio a sus alcaldes en 1995: en junio de ese año, tras las municipales, les prohibió contratar a familiares, amigos o a empresas suyas para las tareas de gobierno municipal.

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