Una oportunidad para cada gen
La secuenciación de Arabidopsis, a la que se unirá dentro de poco la del arroz y de otros vegetales, está generando unas enormes expectativas. Entre otras razones, señala Pere Puigdoménech, porque los investigadores "dejarán de perder el tiempo en la identificación de genes" y podrán dedicarse a investigar sus funciones y cómo actuar sobre ellas.La base de las aplicaciones que se están generando es, conocido un gen y su función, inactivarlo, potenciarlo o transferirlo a otro vegetal. Puigdoménech trabaja en una de estas aplicaciones. Su objetivo es limitar el contenido de lignina de la caña de azúcar para poder usar el residuo generado en su explotación agrícola para la producción de pasta de papel. "Sabemos qué genes producen lignina. Podemos actuar sobre ellos inactivándolos mediante tecnologías antisentido (introducir el gen en sentido contrario, lo que determina la no producción de la proteína) o bien utilizando genes de otra especie que alteren el metabolismo secundario de la planta".
El principio aplicado para este desarrollo es válido para otros muchos casos. En general, de lo que se trata es de aumentar un producto de su metabolismo secundario o bien alterarlo de forma que dé lugar a productos nuevos, libres de contaminantes o de extracción más simple. También es aplicable para generar una mayor y más efectiva resistencia a enfermedades o a condiciones climáticas extremas, variando la proporción de genes encargados de los mecanismos de defensa.
No obstante, las grandes aplicaciones se prevén en la modificación del metabolismo primario y secundario, especialmente el metabolismo de azúcares y lípidos. Se trabaja, en este sentido, para tratar de que especies como la soja o la colza tengan un contenido mucho más elevado de aceites de interés comercial.
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