La Mesa de Ajuria Enea rechaza el 'pIan Ardanza'
El PNV culpa del fracaso al Gobierno de Aznar y anuncia que buscará otros consensos
La unidad de la Mesa de Ajuria Enea no aguantó ayer el debate del plan de paz de Ardanza y entró en una fase de incertidumbre. La oposición del PP a refrendar el documento porque, según Carlos Iturgaiz, es "un plan nacionalista", apenas dio lugar a debatir el plan del lehendakari, que proponía un diálogo "sin límites" (incluso sobre el derecho a la autodeterminación) y abierto a HB una vez que ETA dejase las armas. Los firmantes se limitaron a intentar buscar soluciones parciales como enmiendas al texto, fórmula que no fue aceptada en una apuesta del todo o nada de los partidos que lo secundaban. Fracasado el plan de Ardanza, el testigo lo ha recogido el PNV. Su presidente, Xabier Arzalluz, dijo que los peneuvistas asumen como propio el documento para buscar otros consensos. "No nos resignamos al inmovilismo", declaró en sintonía Carlos Garaikoetxea, de EA: "El plan sigue siendo válido".
Las declaraciones de los portavoces de los partidos al finalizar la reunión fueron elocuentes del talante de los debates. "Un mal día para el Pacto de Ajuria Enea", resumió el secretario general de los socialistas vascos, Nicolás Redondo. "El plan de paz se queda en la nevera", describió el secretario general de UA, Pablo Mosquera. "El Pacto ha entrado en la vía muerta", dijo un desesperanzado presidente de EA, Carlos Garaikoetxea.Aunque todos, incluso los presidentes del PNV, Xabier Arzalluz, y el del PP vasco, Carlos Iturgaiz, resaltaron que la Mesa sigue siendo un referente político para los partidos democráticos, el futuro de este foro como centro estratégico de la pacificación de Euskadí ha entrado en crisis. Todo ello en un escenario en el que los partidos políticos se enfrentan a unas elecciones autonómicas -el próximo 25 de octubre- con menor nivel de acuerdo que la pasada legislatura, y en medio de continuos enfrentamientos entre el PNV y el PP en materia antiterrorista.
El propio lehendakari ha reconocido en las últimas semanas que, de fracasar este plan de paz, de no ser posible un acuerdo mayoritario de los partidos democráticos sobre el documento que les facilitó para poner en marcha la denominada segunda fase, "el Pacto de Ajuria Enea podría morir". Algunos partidos dejaron ayer la puerta abierta a que el documento pueda retomarse, pero sin demasiadas expectativas, después de las elecciones.
Ayer Ardanza asistió, como nunca, desde el balcón de la primera planta, con gesto preocupado y cansado, a las declaraciones de sus compañeros de debate. Apenas unos metros más abajo los recelos de los partidos se iban transformando en acusaciones cada vez que tomaban la palabra, y las escasas esperanzas que habían exhibido a la entrada se volvían frustración final y enfrentamiento.
La única reunión de similar resultado se produjo el 12 de agosto de 1996, cuando los partidos no resistieron la polémica sobre la excarcelación del general Galindo y la negativa del Gobierno a entregar a los jueces los papeles del Cesid. El Pacto no se rompió, pero se quebró el consenso. Tras la reunión de ayer todos acusaron a Carlos Iturgaiz, del Partido Popular en el País Vasco, de negarse en redondo a llegar a un acuerdo. "Al PP se le pedía que apoyara o rechazara el documento y nosotros ya habíamos dicho que estábamos en desacuerdo en el fondo y en la forma", replicó Iturgaiz.
"La ecuación fin de la violencia-diálogo sin límites no vale porque deja en fuera de juego a muchos ciudadanos que no somos nacionalistas", argumentó el dirigente popular. "Además, los nacionalistas no aportan nada, no dicen lo que van a hacer en ese diálogo sin límites, y hay que emplazarles a que lo digan".
El secretario general de los socialistas vascos, Nicolás Redondo Terreros, admitió que en esta cita los partidos no estuvieron "a la altura de las circunstancias". La negativa del PP a dar un paso en favor del documento, y las propias reticencias de los socialistas, que propusieron buscar un acuerdo más amplio sobre la base de enmendar el documento, acabaron por bloquear el debate. Redondo se comprometió, no obstante, a seguir trabajando con el lehendakari, en reuniones bilaterales, y en el seno del Gobierno tripartito PNV-EA-PSE, en la búsqueda de fórmulas consensuadas.
"Al PP le interesaba cortar de raíz el debate sobre el plan de paz", declaró un portavoz de EA, "para evitar que las adhesiones y que su debate hicieran crecer demasiado la polémica sobre la pacificación". La sensación de los partidos que apoyaban el plan de paz -PNV, EA, IU y UA- es que el PP llegó con el bisturí e intentó, en una maniobra dilatoria, dejar el debate del texto para después de las elecciones.
El PNV, sin embargo, no da la reunión por perdida. Arzalluz denunció primero algo parecido a "lo que los socialistas llamaron la conspiración para derrocar a González", aunque en este caso para cargarse el plan de paz, y acto seguido cogió el testigo del documento para asumir como propia su metodología con el objetivo de sondear otros consensos. Para el presidente del PNV, la clave para entender el fracaso del plan está en La Moncloa. "Lo que en enero era posible para Iturgaiz, tras la entrega del documento en La Moncloa ha dejado de serlo". Arzalluz cree que el Gobierno de José María Aznar no ha querido aceptar las posibilidades del documento, y aseguró que de haber sido por los socialistas vascos se hubiera avanzado mucho más. Sin embargo, dijo, el PNV no renuncia a seguir trabajando sobre la metodología de este plan. "El papel parece ahora baldío", dijo, "pero no. Todavía puede deparar muchas sorpresas".
El presidente del PNV informó de que, a partir de ahora, los peneuvistas van a buscar otro tipo de consensos con los partidos que consideren el documento como una base suficiente de trabajo. "No creemos en el inmovilismo y no nos pueden obligar a ello". En ese momento Arzalluz enfatizó que "no hay por qué ir siempre de la mano del PP", aunque también reconoció que "es inviable ir a una situación de permanente enfrentamiento".
En la búsqueda de nuevos consensos, el PNV puede encontrarse con Eusko Alkartasuna, ya que su presidente, Carlos Garaikoetxea, piensa que el documento sigue siendo válido. "Espero que quienes ahora lo rechazan no lo añoren más tarde", dijo. Izquierda Unida y Unidad Alavesa también creen que la propuesta es aprovechable, aunque es una incógnita si acudirían a un debate fuera de la Mesa de Ajuria Enea e impulsado por un partido (el PNV), aunque fuera sobre las mismas bases.
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