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La izquierda francesa conquista el poder regional

La alianza de la "izquierda plural" francesa, formada por el Partido Socialista (PS), el Partido Comunista Francés (PCF) y Los Verdes, integrados en el Gobierno de Lionel Jospin, obtuvo ayer una clara victoria en las elecciones regionales y cantonales que se caracterizaron por una elevada abstención, situada en tomo al 40%. Los porcentajes provisionales de voto adjudicados a los dos bloques, 35% para la alianza de la izquierda y el 30% para la coalición conservadora, amplían ligeramente a favor de los primeros la diferencia de relación de fuerzas establecida en las legislativas de junio pasado.

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Tras 9 meses de Gobierno y en un escenario electoral que la ciudadanía ha utilizado tradicionalmente para castigar al partido del Ejecutivo, la izquierda sufrió un desgaste mínimo y se colocó en posición de hacerse con la mayoría de los 26 consejos generales en disputa. La derecha, que retrocedió igualmente respecto a las legislativas de junio, evitó la debacle, el domingo negro que le vaticinaban no pocas encuestas, pero perdió la mayoría de los 20 Consejos Generales de que disponía. Según el ministro de Interior, Jean Pierre Chevènement, la izquierda consiguió la mayoría en 15 de las 22 regiones metropolitanas. El ministro advirtió severamente que "toda tentativa de establecer alianzas contra natura con la extrema derecha será condenada", dijo, "por la opinión pública y por todos los demócratas".Una hora después de anunciar solemnemente que descartaba toda alianza con el Frente Nacional (FN), el presidente del segundo partido de la oposición democrática, la UDF de François Léotard, derrotado candidato de la PACA (Provenza-Alpes-Costa Azul), comunicó sorprendentemente que mantenía su candidatura. A lo largo de su campaña en esa región situada en torno a Marsella, Léotard había proclamado insistentemente que retiraría su candidatura a favor del candidato socialista si su lista no era la más votada.

El FN se mantuvo firme, pero, pese a la elevada abstención, no consiguió aumentar sensiblemente su porcentaje de voto, situado en torno al 15,4%. Sus resultados le ofrecen la oportunidad de arbitrar la elección de no pocos presidentes de los Consejos Regionales, si bien los electores castigaron ayer a varios de los candidatos de la derecha que, de manera expresa, habían anunciado durante la campaña su disposición a aceptar el apoyo del FN.

Grandes ideales

Nada más anunciarse los resultados que confirman su derrota, Édouard Balladur, el antiguo primer ministro y candidato de la coalición RPR-UDF en la circunscripción de París, proclamó ante las cámaras de la televisión su adhesión fervorosa a los grandes ideales "patria, trabajo, familia", invocados tantas veces por el mariscal Pétain, que gobernó Francia en la etapa de la ocupación alemana.La elección de los presidentes de los Consejos Regionales mostrará el próximo viernes cuánto hay de realidad y cuánto de sospecha infundada en la acusación que atribuye a algunos notables de la derecha democrática la intención de asegurarse la reelección mediante un pacto, ya sea programático o de concesión de vicepresidencia, con el Frente Nacional.

El primer ministro Lionel Jospin interpretó que el desenlace electoral "conforta al Gobierno en su línea de trabajo" y prueba la solidez de la alianza de la izquierda. "Es la primera vez en la V República que las elecciones posteriores a las legislativas no desembocan en una sanción o en una advertencia al Gobierno", indicó.

Frente a la satisfacción general de los líderes de los partidos de izquierda, la derecha se mostró dividida a la hora de evaluar el resultado, si bien las reacciones positivas descansaban en el hecho mismo de haber evitado el descalabro anunciado. Philippe Séguin, el presidente del RPR, principal partido de la derecha, destacó que el resultado, aparentemente digerible por la derecha, permite a, su partido proseguir con la renovación interna emprendida.

Crítica a Chirac

En una alusión velada, implícitamente crítica hacia el presidente de la República, Jacques Chirac, tanto Séguin, como el ex ministro de Interior, Charles Pasqua, consideraron el desfavorable veredicto de las urnas como "la última factura" que paga la derecha por la precipitada "disolución de las cámaras" que dio paso a la victoria socialista de junio. Las diferencias internas afloraron con la derrota de manera inmediata. Balladur apeló a la unificación del RPR y UDF en un "gran partido liberal", mientras Alain Madelin, presidente del partido Democracia Liberal, integrado en la UDF, reclamó un fuerte golpe de timón para situar a la derecha en condiciones de "pasar la página del socialismo". Madelin no quitó hierro a la derrota: "Ha sido un éxito relativo para la izquierda y una derrota de la oposición".La significación de los resultados queda, en todo caso, empañada por la elevada abstención, superior en casi 10 puntos al de los comicios precedentes de 1992, la más alta desde 1986, si se exceptúan las elecciones europeas. Al inhibicionismo que el electorado francés muestra tradicionalmente en los comicios locales, se sumó ayer una desmovilización electoral sin precedentes inmediatos. La apatía con que se ha desarrollado la campana contribuye, sin duda, a explicar el fenómeno abstencionista aunque, desde luego, tampoco lo explica por sí sólo.

Frente a la gran mayoría del electorado, que no vio ayer la ocasión de castigar al Gobierno de la izquierda, los simpatizantes del Frente Nacional parecen conservar intactas sus ansias de castigar a los "partidos del sistema". El del Frente Nacional es un electorado permanentemente animado por el propósito de castigar a las élites políticas, es un voto más militante, más doctrinario y más fiel a sus líderes.

El fenómeno abstencionista se alimenta por la escasa autonomía de que disponen los 26 Consejos Generales -22 en la metrópoli, 4 en los territorrios de ultramar-, y por el relativo conocimiento que los ciudadanos tienen de estas instancias.

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