La crisis asiática afectará poco a las perspectivas económicas de la mayor parte de los países de la región
El informe del BID dedica buena parte de su análisis al origen de la crisis asiática, su repercusión en Latinoamérica y los posibles efectos a medio y largo plazo. El documento describe que, tras un periodo inicial en el que no se detectó contagio alguno, los verdaderos problemas comenzaron a sentirse a partir de octubre de 1997 en el conjunto de la región."El país más afectado por la crisis fue Brasil, aunque rápidamente reaccionó con una contracción importante de la política monetaria, llevando las tasas de interés a corto plazo al 40% anual, o sea más del 30% hechos los ajustes por inflación, lo que provocó una reducción fiscal equivalente a un 2% del PIB. A fines de 1997 estas medidas parecían haber restablecido la confianza en el mercado brasileño", dice el documento.
En el resto de países, la crisis ha tenido efectos más leves. En Argentina, por ejemplo, los mercados bursátiles y de bonos cayeron notablemente en octubre y noviembre del año pasado, aunque en la actualidad están en el mismo nivel que habían alcanzado a principios de 1997. El informe del BID destaca que, a diferencia del efecto tequila de 1995, en esta ocasión no se han producido fugas en el sistema bancario argentino. Todo lo contrario: los depósitos bancarios siguieron aumentando durante el periodo más agudo de la crisis asiática. Algo muy similar ocurrió en México.
"Todo indica", pronostica el informe anual, "que, a no ser que la crisis tenga efectos mayores que los pronosticados, la turbulencia financiera afectará relativamente poco a las perspectivas económicas de la mayor parte de los países de Latinoamérica para 1998 y los años venideros".
No obstante, el BID advierte que "los efectos no financieros en algunos países de la región podrían ser más importantes". ¿El motivo? Porque la drástica desaceleración de la actividad económica de Asia ha estado asociada a caídas pronunciadas en los precios de muchos productos básicos industriales de la región, en particular el petróleo, la pulpa y el cobre. Algo que puede afectar de manera especialmente fuerte a países como Chile, Perú, México o Venezuela.
El informe también realiza un amplísimo repaso a las actividades y resultados del Banco Interamericano de Desarrollo durante el año pasado. En 1997 el programa de préstamos de la institución fue de 6.024 millones de dólares (casi un billón de pesetas), de los cuales fueron desembolsados 5.400 millones de dólares, cifra récord en la historia del BID.
De esa cantidad global, 2.600 millones de dólares se dedicaron sólo a proyectos de carácter social, como sanidad, salud, agua y saneamiento, fondos de inversión social, desarrollo urbano y vivienda. "Ninguna otra institución pública o privada está aportando actualmente este nivel de apoyo a los sectores sociales en Latinoamérica y el Caribe", resalta el documento.
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