España negocia con Turquía el mayor contrato militar de su historia, por 300.000 millones
España está negociando con Turquía la que, de culminar con éxito, sería la mayor exportación de material militar español de toda la historia, por un importe superior a los 300.000 millones de pesetas. La estrella de la operación, aún en fase inicial, es la construcción de cuatro fragatas F-100, similares a las que la Armada española ha encargado al astillero Bazán, aunque también incluye la venta de una docena de aviones de transporte de Construcciones Aeronáuticas (CASA) y varios pedidos de artillería y electrónica, a cargo de las empresas públicas Santa Bárbara e Indra.
La venta de material de Defensa no se abordará, oficialmente, durante la visita que hoy inicia a España el presidente turco Suleimán Demirel, pero planeará sobre la misma. La visita de Demirel vino precedida, entre el 19 y el 21 del pasado mes de enero, por la de su viceprimer ministro y titular de Defensa, Ismet Sezgin, quien se entrevistó con los ministros españoles de Defensa y Exteriores Eduardo Serra y Abel Matutes.Sezgin estuvo en la factoría de Getafe (Madrid) de la compañía pública Construcciones Aeronaúticas (CASA), que en 1990 vendió 52 aviones de transporte CN-235 a la Fuerza Aérea turca, por valor de casi 60.000 millones de pesetas, en lo que constituye hasta el día de hoy la mayor exportación de la industria militar española.
Turquía no sólo ha quedado satisfecha con los aviones de CASA, lo que supone un valioso precedente dada la ausencia de cooperación bilateral anterior en este campo, sino que incluso quiere ampliar el pedido con una docena de aviones más, cuyo coste podría rondar los 15.000 millones.
Visto bueno de EE UU
Con ser notable esta operación su importancia palidece al lado de la que tiene entre manos la Empresa Nacional Bazán. Se trata de construir para la Armada turca cuatro fragatas de la clase F-100, similares a las que el Gobierno español encargó en enero de 1997 por 287.000 millones de pesetas.Según las fuentes consultadas, Estados Unidos ha dado vía libre a la operación, lo que resulta imprescindible, ya que casi un 40% del coste de los buques corresponde a equipos norteamericanos. Las fragatas F-100 van dotadas del sistema de combate Aegis, fabricado por la empresa Lockheed-Martin, que deberá presentar una oferta conjunta con Bazán a las autoridades de Ankara.
El principal competidor de la oferta hispano-norteamericana será previsiblemente Alemania, en cuyos astilleros han sido construidas la mayor parte de las fragatas de la clase Meko de la Marina de guerra turca.
La F-100 cuenta con la ventaja de que el sistema Aegis es plenamente operativo, mientras que el Apar europeo, que incorporan las fragatas alemanas, no está probado todavía.
Aunque las relaciones económicas de Turquía con Alemania son incomparablemente más intensas que las que mantiene con España, pese a su notable aumento de los últimos años, también resultan más conflictivas políticamente y este desequilibrio puede paliarse en parte gracias a la asociación española con EE UU.
La venta de las fragatas, que garantizaría el futuro del astillero de Ferrol (A Coruña), podría financiarse a través de los créditos FMS de Estados Unidos, para la parte norteamericana, y mediante el protocolo financiero que, por un importe anual de 100 millones dólares (unos 15.000 millones de pesetas), firmó en enero el secretario de Estado de Comercio, José Manuel Fernández Norniella, para la parte española.
Además de fragatas y aviones de transporte, hay contactos para la venta de material al Ejército de Tierra turco por parte de la Empresa Nacional Santa Bárbara (ENSB), probablemente piezas de artillería de 155 milímetros, así como sistemas de guerra electrónica del grupo público Indra.
Las relaciones económicas entre los dos países no se limitan lógicamente a la industria militar. El intercambio comercial presenta una balanza claramente favorable para España, ya que en los once primeros meses del año pasado las exportaciones ascendieron a 154.397 millones de pesetas, mientras que las importaciones se quedaron en 76.663.
Aunque las inversiones españolas en Turquía son todavía muy escasas, 3.000 millones en 1996, el interés de las empresas es cada vez mayor, como muestra la presencia de 100 empresarios en la comitiva de Demirel o sus visitas a las sedes de las patronales CEOE, el miércoles en Madrid, y Fomento del Trabajo, el jueves en Barcelona. También resulta significativa la decisión de celebrar en Estambul la edición de 1999 de Expotecnia, la feria anual de bienes de equipo españoles.
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