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Entrevista:

"No se puede aceptar un ataque a Irak sin permiso de la ONU"

Conjurado momentáneamente el peligro de guerra en el golfo Pérsico, Jacques Chirac reclama para Francia parte del éxito logrado en Bagdad por el secretario general de la ONU, Kofi Annan. El presidente francés considera que su firme posición en favor de una solución negociada con Sadam Husein ha contribuido tanto como el despliegue militar de EE UU a la hora de evitar un nuevo bombardeo de Irak. La conclusión de Chirac es que, en el nuevo contexto mundial, Francia es más necesaria que nunca. Y propone para el futuro que se levanten las sanciones contra Irak si Sadam. Husein "entra al juego" y cumple los acuerdos firmados con Annan. De no hacerlo, Chirac aboga por la mano firme con Sadam, pero se opone a que EE UU lance un golpe militar sin pasar de nuevo por el Consejo de Seguridad.

Pregunta. ¿Qué lección saca de esta última crisis con Irak y de su desenlace?

Respuesta. Cuando Francia se decide y sabe a dónde va, tiene capacidad para hacerse escuchar. Se la respeta. Juega un papel importante. Propusimos una solución. El hecho de que se tomase en cuenta nuestra propuesta muestra que Francia es necesaria, porque es un país indiscutiblemente occidental, pero al mismo tiempo independiente.

P. ¿Alguna lección más directa?

R. La crisis iraquí muestra que es posible lograr que se respete el derecho internacional, que era nuestro objetivo, mediante la diplomacia y no sólo por la fuerza. En solitario, Francia no habría podido hacer nada. En realidad, ha sido la combinación de la fuerza militar estadounidense y la movilización de la diplomacia, especialmente la francesa, la que ha permitido evitar un ataque. Todo ello ha hecho posible el triunfo de la misión de Kofi Annan, a quien quiero felicitar. Celebro su talento negociador, su tenacidad, su sutileza.

P. ¿Cuanto tiempo puede mantenerse un embargo contra Irak que castiga a la población pero no al régimen de Sadam Husein?

R. Me escandaliza que las sanciones económicas castiguen siempre a la fracción más débil y desprotegida de la población y que no afecten a los auténticos responsables. Estoy decididamente en contra de ese tipo de sanciones, cuando se adoptan de forma unilateral. Pero existen también las sanciones decididas por el Consejo de Seguridad de la ONU, del que Francia es miembro permanente. Aquí estamos hablando de la legalidad internacional. En este caso, las sanciones tienen que ser proporcionadas y tener una duración limitada.

P. ¿Y cómo puede Irak librarse de ellas? ¿Habrá que volver a empezar si no respeta los compromisos?

R. Irak es un país muy imortante, en la frontera de los mundos árabe y persa, en el epicentro energético del mundo. Tiene que desempeñar un papel muy importante en el equilibrio regional, un papel que ahora no está en condiciones de asumir. Por tanto, hay que encontrar una solución para reintegrar a Irak en la comunidad internacional. Una solución que pasa por respetar las reglas del juego internacional. Pero es imprescindible que Irak entre al juego de forma clara e incontestable. Es la única manera de levantar el embargo. Se trata de una exigencia legítima.

P. ¿Y el riesgo de que la crisis se desate de nuevo en tres semanas?

R. El Consejo de Seguridad está estudiando el acuerdo firmado en Bagdad por Annan y surge entonces un problema fundamental: si se puede atacar de forma automática en caso de que Irak viole sus compromisos. Creemos que no se puede aceptar este automatismo. Creemos que un ataque militar es un paso muy grave que debe debatirse en el Consejo de Seguridad, ya que se toma en nombre de la comunidad internacional. No deseo que el Consejo de Seguridad se divida sobre esta cuestión. Para mí, una eventual violación de sus compromisos por parte de Irak desencadenará duras consecuencias. Lo digo con gravedad. En ese caso, el Consejo debe reunirse, evaluar el comportamiento iraquí y, constatar que se están incumpliendo los compromisos. Si el Consejo está de acuerdo en que se han violado los compromisos, todas las opciones estarían abiertas.

P. Tenemos la impresión de que nuestros socios de la Unión Europea han sido más tímidos que nosotros en esta crisis, e incluso que EE UU podía jugar con las divisiones de los europeos.

R. En la crisis iraquí, el presidente Clinton veía positivamente los esfuerzos que hacíamos para alcanzar una solución diplomática. No ha sido siempre así. Creo que una política exterior común representa un plus para todos los europeos.

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