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28 médicos de Granada, acusados de falsificar recetas públicas

Son veintiocho, pero podrían ser más. La Guardia Civil y la Policía Nacional han detenido en la provincia de Granada, en solo cuatro días, a 28 médicos acusados de falsificar recetas, aunque están ya en libertad. Todos ellos están acusados de firmar recetas de la sanidad pública sin especificar el nombre del paciente ni el medicamento prescrito. La operación continúa abierta y los investigadores confían en identificar al resto de facultativos que realizaron durante 1997 las mismas prácticas. Las recetas las recogía un visitador médico que a su vez las canjeaba en una farmacia de Granada cuyo titular ya fue detenido a finales del pasado mes de septiembre.

Desde entonces, las indagaciones hechas por agentes del Grupo de Investigación de la Seguridad Social han sido arduas. Fuentes de la investigación indicaron que por el momento la cuantía del fraude supera los 5 millones de pesetas, cuando aún faltan varios meses del pasado año por contabilizar.

La brigada de investigación de la Seguridad Social detuvo los días 17, 18, 19 y 20 de este mes a veintiocho médicos del Servicio Andaluz de Salud (SAS) residentes en Granada capital, Órgiva, Motril y Almuñécar. Los facultativos, tras prestar declaración en las correspondientes jefaturas y comandancias, fueron puestos en libertad. Todos los testimonios han sido enviados al juzgado de instrucción número ocho de Granada. En una escueta nota facilitada ayer por la Subdelegación de Gobierno en Granada se afirma que continúan las gestiones de "identificación de otros facultativos implicados" en la falsificación.

Red de defraudadores

La supuesta red de defraudadores, como fue denominada en su día por la Policía de Granada, fue descubierta el pasado mes de septiembre. La brigada de expertos en fraudes a la Seguridad Social detuvo entonces a un visitador médico y a un farmacéutico de Granada. Ambos fueron acusados de encabezar una red que había defraudado una cantidad que posiblemente nunca se podrá determinar, ya que el Servicio Andaluz de Salud destruye año a año los resguardos de las recetas emitidas.Según informó la Policía de Granada, el representante de los laboratorios aprovechaba su visitas periódicas a los médicos, con quienes les unía cierta amistad y confianza, para pedirles recetas firmadas pero con los restantes casilleros en blanco.

Fuentes policiales advirtieron en su día de que la entrega de recetas sin rellenar es una práctica que podía constituir una infracción penal.

El visitador entrega las recetas al farmacéutico que las facturaba al SAS utilizando el nombre de beneficiarios inexistentes o de afiliados reales pero que jamás recibieron la medicación. La policía señaló en su momento que el fraude podría ser multimillonario, pero admitió que sería muy difícil probar cuándo comenzó y cuál es la cifra defraudada.

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