Satisfacción en el mundo árabe
Con la excepción de Kuwait, donde perdura el recuerdo de la invasión iraquí de 1990, todos los países árabes han acogido con grandes muestras de satisfacción el compromiso entre la ONU e Irak que pone fin a la crisis. El Gobierno de Jordania, que durante los últimos días prohibió y reprimió violentamente las manifestaciones de apoyo a Sadam Husein, ha sido el más aliviado por el logro de la solución diplomática.Las autoridades de Ammán, que en esta ocasión se distanciaron de Irak y reclamaban su cumplimiento de las resoluciones de la ONU, recibieron "calurosamente" los resultados de las negociaciones de Kofi Annan. El viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores jordano, Yauad al Anani, aseguró que "el acuerdo ha salvado a la región de los horribles resultados de una operación militar". El ministro aprovechó la firma del compromiso para apelar a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad para que "consideren positivamente los hechos y levanten las sanciones impuestas contra Irak a cambio de la aplicación de las resoluciones".
Desde El Cairo, la Liga Árabe también ha reclamado el levantamiento del correctivo impuesto a los iraquíes tras la guerra del Golfo. El secretario general adjunto de la organización, Mohamed Zakariya Ismail, pidió además que se fije una fecha límite para completar las inspecciones de los técnicos de la ONU, aunque este elemento ha quedado intencionadamente excluido del acuerdo firmado ayer.
Yasir Arafat, que también había prohibido las manifestaciones de apoyo a Sadam Husein y perdió con ello el control de la calle en Cisjordania y Gaza, dio, asimismo, muestras de alivio y mostró su esperanza de que la atención internacional vuelva a concentrarse ahora en el proceso de paz árabe-israelí. Las autoridades palestinas han lamentado que la crisis de Irak haya dominado la atención de EE UU "olvidando los incumplimientos de Israel en el proceso de paz".
En Egipto, el presidente Hosni Mubarak ha instado a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU a que ratifiquen el acuerdo con Irak. Mubarak, que mantiene una posición destacada entre los líderes de la región, aprovechó para recordar a Sadam Husein que "cualquier nuevo incumplimiento podría tener graves consecuencias".
Países que han mantenido un discreto segundo plano durante toda la crisis también han hecho pública su satisfacción, por ejemplo, Irán. Turquía, comprometida por una posible petición de colaboración de EE UU o de Israel, se sumó a la lista de felicitaciones, al igual que Siria, Arabia Saudí y el resto de los Estados ribereños del golfo Pérsico, que de aliados de Washington pasaron, en esta ocasión, a críticos de la intervención militar.
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