Hallados muertos dos linces en el parque nacional de Doñana
Parece un gato, pero no lo es. Es mucho más grande, y a veces manchado como si fuese un tigre. Pero la mejor definición del lince ibérico es la de especie gravemente amenazada. Las razones de su extinción son varias: la pérdida de hábitat, el aislamiento de sus poblaciones, la disminución del alimento disponible por la regresión de su especie-presa básica -el conejo-, y cómo no, el entretenimiento de los cazadores furtivos. Ésta última parece haber sido la causa de la muerte de al menos uno de los dos ejemplares hallados ayer muertos en Doñana (Huelva).
La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía abrió una investigación para esclarecer la muerte de los linces encontrados en las zonas conocidas como El Raposo, en el Parque Nacional de Doñana, y el Pinar del Vicioso, en el parque natural. Ambas fincas pertenecen al término municipal de Hinojos.
Los cadáveres fueron descubiertos ayer por la mañana por técnicos de la Estación Biológica de Doñana, quienes informaron del hecho al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y a las administraciones competentes. El cálculo que hacen es que los animales llevaban muertos entre cuatro y ocho días. Pero lo más grave es que la muerte de uno de ellos fuera provocada por disparos de armas de fuego, según explicó Juan Cornejo, director general del Medio Natural de la Consejería de Medio Ambiente.
Dos hermanos
Los cuerpos de los animales han sido trasladados al centro de Cabezudos, donde se les practicará la necropsia para conocer "de forma exacta" las causas de su muerte. Los linces, llamados Gabichu y Gloria, eran hermanos, nacidos el pasado año. Ambos formaban parte de un grupo de ejemplares radioequipados con collares especiales para su seguimiento y localización, según manifestó Juan Romero, portavoz en Huelva de la Confederación Ecologista-Pacifista de Andalucía (CEPA).Estos linces han corrido la misma suerte que Bárbaro, un macho de cuatro años que el pasado 31 de octubre de 1997 cayó abatido a tiros por una escopeta de perdigones a manos de un cazador furtivo, en una finca de Moguer ubicada en el interior del Parque Natural de Doñana.
Los ecologistas dieron ayer un ultimátum a la Junta de Andalucía: "Si no se toman medidas drásticas, la población de linces en Doñana, unos 40 ejemplares, desaparecerá del mapa en un plazo no superior a 10 años", aseguró Juan Romero. El dirigente conservacionista exigió a la Consejería de Medio Ambiente que endurezca las medidas contra los cazadores furtivos.
La totalidad de linces que han perdido la vida en los últimos años, unos 15 desde 1992, pertenecen a grupos de ejemplares jóvenes que abandonan el parque para buscar nuevos territorios donde asentarse.
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