_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Acabar con Sadam

Ahora se nos dice en la televisión y en las informaciones y comentarios impresos que Estados Unidos no podrá eliminar las armas biológicas de Sadam Husein y que los iraquíes nunca van a utilizarlas porque les podrían estallar en la cara. Se nos dice que es espeluznante pensar en las armas biológicas pero, también, que son ineficaces y que, por lo tanto, no hay por qué preocuparse. Algunas de estas informaciones son debidas a la ignorancia, pero otras responden a la omisión de información y secretos importantes.Sadam sabe que el sistema de inspección total que ha aceptado en los acuerdos del alto el fuego tras la guerra del Golfo, le impiden acumular tantas armas de destrucción masiva como para poder aterrorizar a todo Oriente Próximo y lograr controlarlo.

Más información
Kofi Annan envía a Irak a dos técnicos para delimitar los ocho palacios presidenciales

Por lo que a medida que los inspectores llegaron a calcular la capacidad de las armas químicas y biológicas construidas en secreto por Sadam a lo largo de 20 años, éste prefirió inducir el ataque estadounidense en vez de ceder con el único fin de acabar con el sistema de inspección.

El bombardeo tiene dos objetivos: destruir desde el aire el armamento localizado por los inspectores y obligar a Sadam a aceptar una inspección completa.

La información recogida durante siete años por los inspectores de la ONU permite pensar que saben bien los lugares en los que Sadam ha escondido la mayoría de sus instalaciones y armas biológicas. Asimimismo, los expertos creen que los iraquíes saben cómo utilizar las armas biológicas sin ser eliminados por las mismas.

Saben que sus misiles pueden alcanzar no sólo Israel, que tiene armas nucleares como disuasión, sino también otros Estados árabes que no las tienen.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Los inspectores saben que las instalaciones químicas y biológicas están vigiladas por las mismas tropas de la Guardia Republicana que custodian a Sadam. Si se atacan a éstas, se ataca a Sadam.

Para hacer un resumen claro de lo que los inspectores de la ONU han llevado a cabo y de lo que queda por hacer, véase en Internet el informe presentado al Parlamento por el Gobierno británico: http://www.britain-info.org.

No conozco a nadie que crea que bombardeando las instalaciones se eliminará de una vez por todas el vehemente deseo de Sadam de adquirir armas de destrucción masiva o su determinación de frenar la inspección que le atenaza.

La mayoría de los aliados y beneficiarios de EE UU y las naciones árabes permanentemente aterrorizadas le ayudarán, puesto que esa ayuda se transforma en comercio o les protege de su furia.

No parece que Clinton se esté preparando para lo que sabe que es la única solución: la eliminación de Sadam. Pero por lo menos, Estados Unidos debería alcanzar con fuerza sus instalaciones bélicas, destrozar sus programas y volver a obligar al presidente iraquí a permitir la inspección hasta que se haya encontrado la última arma escondida. Para desembarazarse de Sadam completamente, el presidente norteamericano debería preparar a los norteamericanos, para el combate con tropas de tierra. Cada vez se hace más difícil creer que lo haga, a no ser que desaparezca la posibilidad de su dimisión forzosa.

Por tanto, la decisión sobre la utilización de tropas de tierra deberá esperar hasta la próxima presidencia, cuando quiera que llegue. Este retraso será el castigo a EE UU por el escándalo sexual.

Pero una cosa sí que debería hacer Clinton. Puede poner fin a los años de traición norteamericana a la oposición iraquí. Eso significa la posibilidad de eliminar a Sadam desde dentro. La traición, nacida de la arrogante apreciación equivocada de la CIA, del Departamento de Estado y el Departamento de Defensa, de los expertos en seguridad nacional y de la Casa Blanca, es una terrible línea falsa que atraviesa las Administraciones de Bush y de Clinton.

El pasado sábado, Peter Jennings presentó en la cadena televisiva ABC una versión puesta al día de su brillante disección de la traición a los iraquíes y de la oportunidad perdida al final de la guerra del Golfo. Se retransmitió por primera vez en junio y demuestra que una verdadera pieza importante de periodismo perdura, ganando significado, en vez de perderlo.

Espero que Clinton se siente a reflexionar ante esta grabación. Le demostraría que tiene la oportunidad y el deber de dar a la traicionada oposición iraqui las armas, el reconocimiento y la fidelidad que necesitan para combatir a Sadam Husein.

copyriht The New York Times

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_