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El fiscal pide a la Guardia Civil que vigile las podas para evitar cortes "salvajes"

Antonio Jiménez Barca

El fiscal de Medio Ambiente va a pedir al Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil que controle las podas que se llevan a cabo en los distritos madrileños y denuncie "los casos de salvajisino". Ante las críticas de vecinos recibidas en la Fiscalía de Madrid relativas a los métodos expeditivos para podar, el fiscal de Medio Ambiente ha decidido entrar en el asunto. Lo primero que ha hecho es citar a declarar a dos concejales: el de Arganzuela, Clemente Torres, y al de San Blas, Isaac Ramos, ambos del PP. En los distritos de estos dos ediles se centran la mayoría de las denuncias.

Tras declarar, ambos ediles afirmaron ayer que la "conversación" con el fiscal había sido "muy amigable". "Es difícil controlar todas las podas del distrito, porque muchas de ellas las hacen los vecinos por su cuenta", explicó Clemente Torres. "Tampoco nosotros podemos estar en todos los sitios para ver cómo se poda", añadió Isaac Ramos. Ni en Arganzuela ni en San Blas son los funcionarios los que llevan a cabo las podas, sino contratas pagadas por el municipio.

Peculiaridades

Además de controlar el estado de los árboles, el fiscal pretende que los miembros del Seprona, ayudados por técnicos municipales, elaboren un informe sobre las peculiaridades, con respecto a la poda, de cada especie arbórea de Madrid. El fiscal de Medio Ambiente, Emilio Valerio, recordó ayer que "la poda masiva es delito".El problema no es nuevo: tanto en 1996 como el año pasado, la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento, cuyo concejal es Adriano García-Loygorri, remitió a las distintas juntas de distrito una circular en la que les pedía que no practicasen podas salvajes. Los distritos en los que se registraron cortes drásticos en el arbolado fueron los de Moratalaz, San Blas, Retiro, Arganzuela, Vallecas Villa y Puente de Vallecas.

"Por lo general", señalan expertos en poda, "las contratas cortan los árboles a la altura de la máquina a la que están subidos, sin más criterio que ese". El corte drástico es perjudicial para el árbol: "Éste intenta a toda prisa recuperar la estructura que ha perdido porque tiene capacidad para ello. Pero rara vez lo consigue. Sobre todo, porque luego no se le ayuda. Es como dejar abandonado a un enfermo en plena calle", dicen los expertos en jardinería.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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