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El Papa pide a Yeltsin mayor libertad religiosa

El presidente ruso, Borís Yeltsin, completó ayer su segunda jornada de visita a Roma con la más esperada de las citas: la audiencia de 50 minutos que le concedió Juan Pablo II. Era el segundo encuentro en la Santa Sede de Yeltsin y Karol Wojtyla; el primero se celebró en diciembre de 1991. En el orden del día de la entrevista de ayer, en la que, aparte de los protagonistas, sólo estuvieron presentes los intérpretes, figuraban dos temas esenciales: la nueva ley rusa de libertad religiosa, que el Papa considera lesiva para la Iglesia católica, y el posible viaje de Wojtyla a Moscú.

Acompañado por una comitiva de inmensos coches en los que viajaba un séquito de unas 45 personas, entre ellas su esposa, Naina, y su hija Tatiana, Yeltsin hizo su aparición en el patio de San Dámaso, dentro del Estado Vaticano, poco antes de la hora fijada para la entrevista.Yeltsin, de 67 años, presentaba buen aspecto, pese a la inquietante gripe que en diciembre pasado le obligó a pasar 10 días hospitalizado. Por su parte, Juan Pablo II, de 77 años, parece haberse recuperado considerablemente del enorme esfuerzo realizado durante su visita del mes pasado a Cuba. La entrevista se celebró en el estudio pontificio.

No hubo himnos nacionales, ya que la visita del líder ruso no era de carácter oficial, pese al delicado contenido de su misión. Sobre el tapete estaba la insatisfacción de la Iglesia católica en lo que respecta a la nueva ley rusa de libertad religiosa. Karol Wojtyla escribió en junio pasado a Yeltsin reclamando cambios en todo el proyecto. El presidente ruso introdujo algunas enmiendas, pero el resultado no está aún a la altura de los deseos de la Santa Sede. Yeltsin, según un comunicado difundido anoche por el portavoz vaticano Joaquín Navarro-Valls, explicó al Pontífice que no hay razones para la inquietud.

En unas declaraciones a la Radio Vaticana, el encargado apostólico de la Rusia europea, el obispo Tadeusz Kondrusiewicz, se declaró ayer "muy preocupado" por las dificultades que entraña la ley. "La entrevista entre Yeltsin y el Papa es la única posibilidad de suavizar la ley", confesó. Según Kondrusiewicz, uno de los problemas que entraña es la compleja redacción y el carácter retroactivo que se le ha dado. "No conocemos la modalidad de aplicación de la ley", pero "algunos enunciados son preocupantes".

El otro aspecto de debate en la entrevista, el de la visita del Papa a Moscú, está lejos de aclararse debido a las fricciones que existen en estos momentos entre la jerarquía católica y el patriarca ortodoxo ruso. Navarro-Valls, que en el comunicado calificó la reunión entre ambos líderes de "muy cordial", señaló que "la invitación está ya hecha porque la hizo Gorbachov [en 1989] y la repitió Yeltsin en diciembre de 1991".

Juntos hacia el 2000

Al término del encuentro, que se prolongó cinco minutos más de lo previsto -"aún no hemos concluido", dijo Yeltsin cuando uno de sus hombres le recordó sus siguientes compromisos-, el Papa saludó a la esposa y a la hija del presidente ruso. "Estoy muy contento de ver a su marido en buena forrna" dijo a Naina. También declaró: "Confío en que [Yeltsin y yo] estemos juntos en el tercer milenio", informa Efe.Paralelamente a la entrevista entre Yeltsin y el Papa, el ministro de Exteriores ruso, Yevgueni Primakov, mantuvo una reunión con el encargado para las relaciones con el Estado, Jean Louis Tauran.

Yeltsin había comenzado la segunda jornada de su visita a Roma con un encuentro con el primer ministro italiano, Romano Prodi, en la sede oficial del Gobierno en Palacio Chigi. Ambos mandatarios han firmado un denominado "plan de acción" que incluye doce documentos que contemplan inversiones económicas, acuerdos comerciales y culturales entre ambos países. "Se trata de establecer una relación privilegiada", ha dicho Prodi. El acuerdo fundamental es el que permitirá a la Fiat fabricar en Rusia 150.000 automóviles de esta compañía al año.

En el plano político, el presidente ruso y el primer ministro italiano volvieron a insistir ayer en la necesidad de que se llegue a un acuerdo diplomático en la crisis iraquí que evite un conflicto bélico. A las preguntas de los periodistas sobre el viaje a Bagdad del secretario general de la ONU, Kofi Annan, anunciado el lunes por Yeltsin y desmentido poco después por Annan, el líder ruso se ha limitado a responder: "Habrá sufrido muchas presiones". La visita de Yeltsin concluye esta mañana tras una reunión con empresarios italianos.

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