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Murdoch no ayuda a resolver el misterio sobre sus impuestos

El asedio al magnate de la prensa salpica a Blair

Por segundo día consecutivo, Rupert Murdoch mantenía ayer filosófico silencioante la creciente curiosidad internacional sobre si su imperio en el asombrosamente lucrativo mundo de las comunicaciones paga o no paga correctamente sus impuestos. Los británicos están particularmente interesados en saberlo. Y no sólo porque Murdoch comanda el poderoso grupo de periódicos encabezados por el venerable The Times: el magnate australiano, que optó (y obtuvo a velocidad récord) la ciudadanía norteamericana, se comporta como un buen amigo del Gobierno laborista de Tony Blair.

Críticos liberales y conservadores del sistema creen que Blair ahora quiere recompensar esa amigable y muy valiosa conducta política dando aprobación legal a las agresivas tácticas de Murdoch en la implacable guerra de precios que libran los periódicos británicos. No se olvide el apoyo que recibió el candidato laborista por parte del diario sensacionalista The Sun, propiedad de Murdoch y con una venta de más de tres millones de ejemplares diarios, durante la campaña electoral del año pasado."No tenemos ningún comentario que hacer", repitió ayer una portavoz del consorcio que comprende a News Corp., casa matriz de los diarios de Murdoch en Londres. En sus ediciones de ayer, éstos ignoraron el gol periodistico que el diario The Independent se anotó el miércoles abriendo la controversia que rodea a los colosales negocios de Murdoch. Murdoch, decía en esencia The Independent, evade impuestos y, curiosamente, sin violar la ley.

El diario de centroizquierda The Guardian se sumó ayer abiertamente a la campaña para tratar de dilucidar el misterio. La solución de éste podría afectar un tanto a la credibilidad del Gobierno laborista: además de transparencia total y justicia impositiva, en la campaña electoral que le llevó al poder, Blair prometió poner coto a la competencia desleal en la industria de las comunicaciones.

Robert Cowe y Lisa Buckingham, dos reporteros de The Guardian, examinaban ayer a toda página algunos de los complicadísimos métodos para eludir impuestos, pero perfectamente legales, que supuestamente benefician desde hace años a Murdoch. Uno de ellos, dicen, consiste en el establecimiento de empresas que podrían ser consideradas como refugios de impuestos en las islas Caimán, las islas Vírgenes, Bermuda, las Antillas Holandesas, México, Panamá, Taiwán, India y China. El dúo del Guardian expresaba, sin embargo, dudas de que el equipo internacional creado aparentemente en secreto en Australia en diciembre pasado para averiguar si Murdoch viola las leyes vaya a conseguir su objetivo. "Las compañías de los medios de comunicación gozan de particulares ventajas ya que el producto de éstas no es tangible", observaron. Y si los réditos de esas ganancias, añadieron, se convierten en inversiones, la operación adquiere un carácter de legalidad.

Murdoch podía anoche sentirse tranquilo y nuevamente satisfecho en el campo de las finanzas. El lunes, la Cámara de los Lores dará un vistazo a la cuestión, un trámite en el que Blair no parece estar dispuesto a contrariar a Murdoch sino todo lo contrario. Entretanto, en Sidney, la compañía de Murdoch volvió ayer a anunciar beneficios espectaculares. Sus ganancias netas del semestre cerrado en diciembre último ascendieron a 608 millones de dólares (unos 91.000 millones de pesetas), 60 millones más de lo previsto. Todo esto gracias a Fox, la productora de series y películas tan exitosas como Expediente X y Full Monty. El balance no registra aún lo que la asociación de Murdoch con proyectos como Titanic, que ya ha producido 600 millones de dólares en todo el mundo, van a representar en el aparentemente imparable crecimiento de su fortuna.

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