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Un coro de monjas kenianas de clausura graba en Utrera un disco en suajili

Se titula Voces celestiales y, para quienes no entiendan el idioma, los temas del disco suenan más a dulces y alegres canciones folclóricas africanas que a cánticos de la iglesia, católica. Las doce jóvenes monjas kenianas del convento de las carmelitas en Utrera han compuesto un coro que acompañan con instrumentos de percusión como la kayamba y otros tambores. Son monjas de clausura, entre los 18 y 30 años, a quienes en sus horas de recreo se les permitió cantar y bailar. No se dejan ver, pero sus voces se han hecho familiares a quienes van a escuchar misa en la iglesia de la Concepción, los sábados y domingos a las siete de la tarde.

Sor María del Carmen, hasta hace poco priora del convento, fue quien autorizó que se pudiera grabar el disco. Su intención es recaudar fondos para poder construir un convento en Machacos, localidad cercana a Nairobi, de donde provienen la mayoría de estas monjas. Pese a los votos de silencio, accedieron a hablar por teléfono. "Las africanas nacen cantando", dice sor María del Carmen. "Por eso les permitimos hacerlo hace unos tres años, nos da mucha alegría. Las canciones que cantan son temas populares basados en las Sagradas Escrituras y contienen citas bíblicas. Es una forma de oración".

Sor Ana María, una de estas monjas kenianas, que con 30 años lleva 13 recluida en Utrera, lo explica a su manera. "San Agustín dijo que cantar es rezar dos veces, y el Papa dijo en una de sus visitas a África que cantar y bailar es rezar tres veces. Todas cantábamos en los coros de las iglesias y cuando nos juntamos aquí fue como si lo hubiésemos hecho toda la vida juntas. Cantamos a Dios en suajili, porque él lo entiende todo". Algunas de estas monjas llevan cerca de 40 años sin salir del convento. "Creernos en el poder de la oración, hacemos una vida contemplativa que se aprecia mucho en África y ayudamos a quienes lo necesitan con nuestra oración. Les enviamos una especie de energía", afirma sor María del Carmen. Fenómenos discográficos como el de los monjes de Silos les parecen muy lejanos. "Nosotras no pensamos salir del convento. Los que quieran escuchamos pueden venir a la iglesia a hacerlo".

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