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Berlusconi se enfrenta a una petición de cárcel de tres años

El ex primer ministro italiano y magnate de los medios de comunicación Silvio Berlusconi vuelve al banquillo de los acusados. El fiscal milanés Gherardo Colombo, miembro del movimiento Manos Limpias, solicitó ayer tres años de prisión para el líder de Forza Italia, por un presunto delito de corrupción, en el juicio que se sigue sobre el pago de "comisiones ilegales" por parte del grupo Fininvest, propiedad del empresario, a la Guardia de Finanzas.Ennio Amodio, abogado defensor de Berlusconi, dijo ayer que la calificación fiscal "está inspirada en el mejor estilo inquisitorial". Amodio insistió en que Colombo no aporta datos, "sino interrogantes". El propio Berlusconi se lamentó, exclamando: "No creía que el odio político llegara a tanto". Para el líder de Forza Italia, el fiscal sólo presenta presunciones.

La acusación fiscal viene a ser la culminación de la primera parte de un proceso iniciado en noviembre de 1994, cuando Berlusconi era todavía primer ministro italiano, que marca el ocaso de su estrella política al frente del país. Berlusconi es considerado por el fiscal como conocedor y responsable del sistema de comisiones ilegales -que suman unos treinta millones de pesetas- pagadas por varias empresas de Fininvest para eludir los controles fiscales.

Hasta el momento, Berlusconi, que tiene pendientes varios procesos por corrupción y falsificación de los libros de cuentas de sus empresas, ha sido condenado una sola vez, el 3 de diciembre, a un año y cuatro meses de cárcel por este último delito en relación con la compra de la empresa Medusa. Gracias a la levedad de la condena, el líder de la coalición de centro-derecha evitó la cárcel.

Cargos más graves

El delito de corrupción que le imputó ayer el fiscal Colombo en un proceso que fue en parte la causa de la caída del Gobierno de Berlusconi en el otoño de 1994, representa un grado más de gravedad al del episodio Medusa. En la base de esta grave acusación, que se extiende a 11 personas -corruptores y corrompidos-, varias de ellas colaboradores de Berlusconi, incluido su hermano Paolo, están las relaciones del líder del centro-derecha con un ex oficial de la Guardia de Finanzas, Massimo Berruti, relaciones que se mantenían en los tiempos en los que Berlusconi ocupaba el Palacio Chigi, residencia oficial del primer ministro italiano.En 1979, Berruti, entonces oficial de la Guardia de Finanzas, fue encargado de verificar la titularidad de la empresa Edilnord Centri Residenziali. Siempre según el relato del fiscal Colombo, el oficial aceptó como buena la información -"falsa"- del magnate de que dicha empresa no le pertenecía. A partir de ahí se establece una relación "familiar" entre ambos hombres, hasta el punto de que, asegura Colombo, Berruti, que abandona el cuerpo de la policía fiscal para trabajar como abogado, ha llegado a llamar a Berlusconi a horas tardías, pasada la medianoche, y llegó a visitarlo en la residencia del Palacio Chigi

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