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El ejército alemán atrae a sus filas a los más conservadores

Pilar Bonet

Los incidentes de extrema derecha en el Ejército alemán constituyen casos aislados, y no son un residuo de las corrientes ideológicas del nazismo. Esta es la tesis sobre los incidentes que se han producido en la Bundeswehr que defiende Claire Marienfeld, delegada parlamentaria para las Fuerzas Armadas de la RFA. Esta mujer de 57 Años, miembro de la Unión Cristiana Democrática (CDU), admite en una conversación con EL PAÍS que sus conciudadanos de pensamiento conservador son más proclives a ingresar en el Ejército que los de otras tendencias.

La figura de delegado del Parlamento para las Fuerzas Armadas es un cargo electo que se creó en 1959. Su misión es reforzar el control parlamentario sobre el estamento militar y actuar como defensor del soldado.El ministro de Defensa de la RFA, Volker Rühe, ha exhortado a los representantes, "de izquierdas" a ingresar en el Ejército para protegerlo de la extrema derecha y ha anunciado una campaña propagandística a este efecto. Marienfeld prefiere no hablar de "derechas" e "izquierdas". Señala que, en el pasado, la negativa a realizar el servicio militar era más frecuente entre los que se consideraban de izquierdas. "La gente educada de un modo más conservador está más dispuesta a hacer el servicio militar", agrega.

Intermitentemente, los medios de comunicación alemanes revelan escándalos nazis en los cuarteles. Unas veces son vídeos de soldados que hacen el saludo nazi o se permiten expresiones racistas y antisemitas y hasta malos tratos. Otras, son casos como el protagonizado por Manfred Röder, un neonazi convicto, que dio una conferencia en la academia de Altos Mandos Militares de Hamburgo. Marienfeld defiende el carácter aislado de estos incidentes. El Ejército alemán tiene 340.000 personas y los casos de extrema derecha detectados en 1997 fueron 171. En 1996 fueron algo más de 70, según las cifras de la defensora del soldado. "Las cifras indican que no se trata de un problema del Ejército, ya que el 94% de los implicados eran miembros de la tropa, jóvenes que habían estado poco tiempo en el servicio militar; el 5% eran suboficiales y el 1% oficiales. "Esto muestra que nuestros jóvenes tienen problemas, que la sociedad tiene problemas que lleva al Ejército, y lo que allí se expresa es a menudo es la consecuencia del miedo al futuro, de la falta de orientación, de la preocupación por el paro".

Marienfeld dirige un equipo de 60 personas. Atienden a las quejas e investigan la situación sobre el terreno. Marienfeld pasa dos días por semana en los cuarteles. Elige lo que desea ver y habla por separado con grupos de oficiales y soldados.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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