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Los monumentos se protegen de la gente

Patrimonio limita la asistencia a los palacios a 400 visitas a la hora para conservar mejor sus obras de arte

El arte se gasta con la mirada. O con las pisadas o con la humedad que desprenden el sudor y el aliento de los visitantes. Parece increíble, pero así es, según afirman los expertos de Patrimonio Nacional. Este departamento ha establecido por primera vez una normativa para regular el número de visitantes en sus museos. La cifra tope fijada desde el 2 de enero pasado es de 400 visitantes a la hora. Antes no había límites.Edificios monumentales cargados de historia, como el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, el palacio Real de Madrid o el de Aranjuez, sufren un deterioro acelerado por la cantidad de visitantes que reciben. Así lo afirma su cuidador, Patrimonio Nacional, institución que ha decidido tomar medidas para frenar ese desgaste prematuro.

El palacio Real de Madrid fue visitado por 768.000 personas en 1997 (más de 2.000 diarias). El día de mayor asistencia fue el Sábado Santo, en el que 5.300 personas recorrieron sus pasillos. Entre las diez de la mañana y la una de la tarde, la afluencia media fue de 750 personas a la hora. El monasterio de San Lorenzo del Escorial tuvo 633.000 visitas el año pasado y llegó a alcanzar las 1.500 a la hora.

A pesar de la regulación, Patrimonio no renuncia a conseguir los mismos visitantes que el año pasado. "Lo que se pretende es evitar las aglomeraciones de primera hora de la mañana y trasladar ese público a las horas centrales del día", explicó un portavoz de Patrimonio. "La concentración de gente acelera el proceso de degradación de las obras, porque se altera el ambiente, y eso perjudica a las obras, que necesitan mantenerse en un clima constante". Puso ejemplos concretos: "Las pisadas están gastando las escaleras de entrada al monasterio de El Escorial, y como es un monumento histórico que se conserva tal y como fue construido, no se puede reformar. También se puso de moda hacer pintadas en el claustro bajo y hubo quienes llegaron a grabar al navaja inscripciones en el yeso de los frescos", añadió. "En el palacio de Aranjuez, a pesar de los carteles de advertencia, la gente se apoya en las barandillas y ha desgastado el baño de oro", concluyó.

Un trabajador de Patrimonio que estaba en la puerta de entrada del palacio Real de Madrid, junto a las taquillas, explicó ayer: "No se pide cita previa, sino que se va regulando la entrada en función de la gente que venga. Cuando.se llega a los 400 visitantes se corta el paso y ya está", sentenció.

Al escuchar esta explicación, un madrileño que iba con su novia declaró: "Los días de mucha afluencia va a haber unas colas ...".

La medida aún es desconocida por la mayoría de los visitantes a los monumentos. En el palacio Real de Madrid, el desconocimiento sobre la nueva normativa era* total: "No sabía nada, pero' si lo hacen para conservar las obras, me parece bien", manifestó un joven argentino.M

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