El Papa llega al último país comunista de Occidente
Cuba recibe hoy con expectación a Juan Pablo II y moviliza a "todo el pueblo" para recibirle en La Habana
El Papa llega hoy a uno de los últimos bastiones del comunismo mundial. La Habana espera a Juan Pablo II con una mezcla de asombro, expectativas diversas y con cierta incertidumbre oficial, que queda bien reflejada en tres consignas que podrá ver el Pontífice esta tarde desde el papamóvil cuando surque la ciudad, recién asfaltada, en medio de vítores de católicos, curiosos y militantes comunistas. La primera consigna, "Creemos en la Revolución", la podrá leer Wojtyla en el propio aeropuerto, donde será recibido por Fidel Castro. La segunda, más sutil, pero no menos directa, dice: "Doscientos millones de niños duermen hoy en las calles. Ninguno es cubano". Cerca de la plaza de la Revolución, donde Wojtyla oficiará el día 25, y ante Castro y más de medio millón de cubanos, la misa más importante del viaje, un gigantesco "Todo el pueblo, a recibir al papa Juan Pablo II" apela a los transeúntes como una orden.
Para los más de tres mil periodistas extranjeros que se han desplazado a Cuba en estos días para dar cobertura al viaje del Papa a veces parece que lo menos importante es lo que atañe a la Iglesia y los temas específicamente religiosos. La marabunta de televisiones, radios y corresponsales anda más bien a la caza de políticos y diplomáticos en misiones discretas, que puedan dar algunas claves del "verdadero" significado del viaje.La razón es simple. Desde hace algunos días, La Habana se ha convertido en una especie de Casablanca tropical, donde grises personajes dignos de Graham Green aderezan tramas subterráneas y organizan citas silenciosas en cafés y hoteles de la ciudad, donde ya a algunos camareros se les ha puesto el ademán de Humphrey Bogart.
Ayer mismo, el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, confirmaba a EL PAÍS que cinco legisladores demócratas de Estados Unidos, entre ellos Charles Rangel, de Nueva York, y Jim MacGovern y Joe Moclay, representantes por Massachusetts, viajarían a Cuba esta semana para estar en la isla durante la visita del Papa y también sostener encuentros de alto nivel con las autoridades cubanas.
Enemigos del castrismo
Eso no es todo. También La Habana ha concedido visados a dos archienemigos del castrismo: Roger Noriega, asesor de la mayoría republicana del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, y Mark Thyson, asesor personal de Jesse Helms, autor de la polémica ley Helms-Burton. Además, la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana ha sido reforzada con nueve hombres que han recibido el visto bueno del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, algo insólito, dadas las malas relaciones entre ambos países."Esto parece una novela de espías", dijo el periodista Henry Raimont, el último corresponsal de la agencia UPI en La Habana, quien fue detenido el 16 de abril de 1961, diez minutos después de que diese la noticia de que estaba comenzando la invasión de Bahía de Cochinos. "Esta Habana de hoy parece la de entonces, con espías de la CIA y agentes de la seguridad por todos lados. Más que de Green, esto parece una novela de John Le Carré", opinó Raymont, quien estuvo a punto de ser fusilado.
Indudablemente, muchas son las especulaciones que estos días se hacen en La Habana en torno a la visita del Papa, y una de las que más gancho tiene es la de cómo podría influir el viaje en el diferendo norteamericano. "Ojalá que la visita del Papa sirviese para marcar un antes y un después en la política de hostilidad norteamericana", dijo Alarcón. "Pero", agregó, "esto no parece posible dada la actitud de la Administración, que justo en estos días acaba de expresar su oposición a una iniciativa demócrata en el Congreso para levantar el embargo de alimentos y medicinas a Cuba".
Otra es en qué forma el viaje del Papa contribuirá a abrir espacios políticos en la isla, comenzando por un fortalecimiento de la Iglesia, que podría extenderse luego a otros sectores de la sociedad. "No percibo nada de esto", reconoció ayer un diplomático europeo tras escuchar al cardenal de La Habana, quien descartó que la Iglesia fuese a mediar de momento en ninguna transición política en la isla.
Tampoco parece que la visita del Papa vaya a traer a corto plazo una amnistía a la isla, ni que las palabras de Juan Pablo II en las misas que pronunciará en la plaza de la Revolución o en Santiago de Cuba, donde hablara de la Patria, vayan a catalizar ningún descontento popular.
Sin embargo, aunque nadie espera resultados concretos de la visita, todos en La Habana, periodistas, visitantes discretos, congresistas norteamericanos, espías de ambos bandos, están seguros de que algo importante va a suceder, más allá del impacto pastoral concreto de la visita papal. Algunos piensan que el encuentro que sostendrán a solas Fidel Castro y el Papa el jueves por la tarde en el palacio de la Revolución será el momento en que se destape la caja de Pandora. En la calle, mientras, en unas horas comenzarán las movilizaciones para recibir al "compañero Papa", que llegará a las cuatro en un avión cargado de incertidumbre.
El Pentágono norteamericano anunció ayer que está retirando todas las minas, antipersonas y antitanques, que rodean la base militar de Guantánamo, en Cuba, informa Javier Valenzuela desde Washington. Son más de 50.000 artefactos y fueron desplegados en torno a la base en 1961, el año en que Washington rompió relaciones diplomáticas con la Cuba castrista y fomentó la fracasada invasión de bahía de Cochinos, informa.
Gesto de Clinton
La retirada total de las minas, que serán sustituidas por inofensivos sistemas de detección de sonidos y movimientos, es un gesto de buena voluntad de Bill Clinton en víspera de la visita a la isla de Juan Pablo II. El presidente norteamericano ha aprobado públicamente esa visita, que, desea, conduzca a cambios en Cuba. También ha afirmado que está dispuesto a comenzar un proceso de deshielo con Cuba si el. régimen castrista da muestras de mayor respeto a los derechos humanos y apertura democrática.Estados Unidos sigue con mucha atención la visita papal a la isla caribeña, que ha provocado el rechazo o al menos el desgarro de muchos exiliados en Florida. La semana pasada, un grupo de prominentes políticos y hombres de negocios formó en Washington un lobby para suavizar el embargo norteamericano a la isla.
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