Asomarse ala vida como una niña de la guerra
"Ser niño en la guerra, crecer ahí, -ahí mejor que entonces-, asomarse a la vida en la guerra, quiere decir no entender nada y estar de vuelta de todo, alimentar a la vez la ilusión y el desaliento de la paz o la huida". El académico Francisco Rico, encargado de leer el discurso de respuesta al ingreso de Ana María Matute, definió a la escritora como "una niña de la guerra" y se refirió a un libro de Josefina Rodríguez Aldecoa, presente en el acto, que se sitúa entre el ensayo y las memorias titulado Los niños de la guerra.Rico tuvo un recuerdo para compañeros de la generación de Matute que debían haber ocupado un asiento en la Academia como los desaparecidos Ignacio Aldecoa, Juan García Hortelano, Jesús Fernández Santos y Juan Benet. "Entre los novelistas estrictamente de tu generación eres tú, Ana María, por el momento, la única en sentarte con nosotros". A renglón seguido Francisco Rico precisó que el ingreso de Matute no se debía en absoluto a un simbolismo generacional: "Aquí no representas sino los logros singulares de tu escritura".
"Maltratados y maltrechos"
Como no podía ser de otro modo Francisco Rico, que evocó una amistad de cuatro décadas con la nueva académica, hizo alusión a la infancia como eje en torno al cual se organiza la obra de Ana María Matute: "Vemos a esos niños solos y solitarios, maltratados y maltrechos de las novelas de Ana María; vemos la realidad a través de sus ojos temerosos y los vemos a ellos mirándonos a nosotros con extrañeza, sin esperanza. Todos son a su vez niños de la guerra, hijos muertos o irreparablemente perdidos por la guerra".Rico comentó que servía tanto para la escritora catalana como para sus personajes una reciente autodefinición de Ana María Matute: "El asombro de los 12 años ante el mundo aún no me ha pasado; por eso creo que me detuve a esa edad. Así intento, a través de la interpretación de este asombro y a través de la búsqueda de mí misma, llegar a comprender a los demás". El académico recordó los tiempos en que Ana María Matute acababa de ganar un premio y él había accedido a la Universidad. Época de transiciones e ilusiones, de tertulias en la Facultad de Letras.
La inmensa mayoría de académicos, muy escasas excepciones, acudieron a la cita con la única mujer que se va a sentar en la Academia. De este modo asistieron miembros de la Real Academia como su director, Fernando Lázaro Carreter; y su secretario, Víctor García de la Concha junto con personalidades de la cultura y el periodismo como Luis María Ansón, Antonio Mingote, Francisco Ayala, Gonzalo Torrente Ballester, Antonio Buero Vallejo, José Luis Sampédro y Ángel González.
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